Alastor sonríe de manera siniestra, sus ojos brillando con un destello de diversión.
Alastor: Ah, Merlina, siempre tan ingeniosa. Pero no subestimes a los payasos; a veces, son los más peligrosos. ¿Acaso no te has dado cuenta de que este lugar es un verdadero circo de horrores?
Merlina levanta una ceja, sin dejar de mostrar su desdén.
Merlina: Puedo ver que te gusta jugar a ser el maestro de ceremonias, Alastor. Pero no me impresiona. La verdadera diversión está en el caos, no en las risas vacías.
Alastor se ríe, disfrutando del desafío.
Alastor: ¡Ah, pero el caos es mi especialidad! Y tú, querida Merlina, podrías ser una gran adición a este espectáculo. ¿Por qué no te unes a nosotros?
Merlina da un paso hacia adelante, su mirada desafiante.
Merlina: No necesito unirme a tu circo para disfrutar del caos. Prefiero ser la espectadora que observa cómo se desmorona tu pequeño reino de payasos.
Alastor se inclina hacia ella, su sonrisa se vuelve más amplia.
Alastor: Entonces, ¿serás la crítica que evalúa el espectáculo? Me encantaría escuchar tus opiniones mientras todo se desmorona.
Merlina sonríe con ironía.
Merlina: Solo asegúrate de que el espectáculo sea lo suficientemente interesante. De lo contrario, podría perder el interés y buscar algo más... entretenido.
Alastor se endereza, su expresión se vuelve más seria.
Alastor: Te prometo que no te decepcionaré. Este hotel tiene más sorpresas de las que imaginas.
Merlina se da la vuelta, lista para marcharse.
Merlina: Entonces, Alastor, asegúrate de que el espectáculo comience pronto. No tengo tiempo que perder con payasos que no saben hacer su trabajo.
Alastor observa cómo se aleja, una chispa de admiración en sus ojos.
Alastor: ¡Hasta pronto, Merlina! Espero que disfrutes del show.
Merlina se detiene un momento, sin volverse.
Merlina: Solo si es un verdadero espectáculo.
Y con eso, se aleja, dejando a Alastor con una sonrisa intrigante en su rostro.