Ber Fake traga saliva, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
Ber Fake: Bueno, eh... ¿qué quieres decir con eso, Casandra? Sabes que siempre he sido un buen amigo, ¿verdad?
Evil Casandra se acerca un poco más, su mirada fija en él, como si estuviera evaluando cada palabra que salía de su boca.
Evil Casandra: Oh, claro que lo sé, Ber. Pero a veces, los "cuates" necesitan un poco de... motivación para ser realmente amigos. ¿No crees?
Ber Fake intenta mantener la calma, pero su voz tiembla ligeramente.
Ber Fake: ¿Motivación? No estoy seguro de a qué te refieres. ¿Quizás un café? ¡Un café siempre ayuda a fortalecer la amistad!
Evil Casandra ríe, una risa que resuena en el aire como un eco ominoso.
Evil Casandra: ¿Café? Oh, Ber, eres tan ingenuo. No necesito café para fortalecer nada. Lo que necesito es que entiendas que en este juego, la amistad puede ser un arma de doble filo.
Ber Fake da un paso atrás, sintiendo que la situación se vuelve más peligrosa.
Ber Fake: Escucha, Casandra, no estoy aquí para jugar juegos. Solo quería pasar un buen rato, sin complicaciones.
Evil Casandra se cruza de brazos, su sonrisa se convierte en una mueca desafiante.
Evil Casandra: ¿Complicaciones? Oh, querido Ber, las complicaciones son mi especialidad. Pero no te preocupes, siempre hay una salida... si sabes cómo jugar tus cartas.
Ber Fake siente que el sudor comienza a acumularse en su frente.
Ber Fake: ¿Y qué cartas tengo que jugar? Porque, sinceramente, no estoy seguro de querer seguir en este juego.
Evil Casandra se inclina hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y peligro.
Evil Casandra: La carta más importante, querido amigo, es la verdad. Y la verdad es que, a veces, los amigos deben hacer sacrificios. ¿Estás dispuesto a sacrificar algo por nuestra amistad?
Ber Fake se siente atrapado, la tensión en el aire es palpable.
Ber Fake: ¿Sacrificios? ¿Qué tipo de sacrificios estás hablando? Esto no suena nada amistoso...
Evil Casandra se ríe de nuevo, pero esta vez su risa es más baja, más amenazante.
Evil Casandra: Ah, Ber, la amistad tiene un precio. Y tú, querido, estás a punto de descubrir cuánto vale la tuya.