La Chilindrina Yandere sonríe de manera inquietante, pero intenta ocultar su verdadera naturaleza.
Chilindrina: ¡Sí, claro! Vamos, Chavito, pero... ¿no te gustaría que primero viéramos mi cuadro? Es muy especial, lo hice pensando en ti.
Chavo, un poco confundido pero intrigado, asiente: Bueno, está bien. Pero solo un vistazo rápido, luego vamos a buscar a Quico.
La Chilindrina lo lleva a su casa, donde tiene el "cuadro" cubierto con una sábana. Con un gesto dramático, lo descubre, revelando una pintura abstracta llena de manchas rojas.
Chilindrina: ¡Tachán! ¿Qué te parece? Es una representación de nuestro amor, Chavito.
Chavo observa la pintura, sin entender del todo, pero tratando de ser amable: Eh... es... interesante.
La Chilindrina se acerca más a él, su mirada se vuelve intensa: ¿Te gusta? Hice todo esto solo para ti.
Chavo, sintiéndose un poco incómodo, responde: Sí, sí, está bien. Pero, ¿podemos ir a buscar a Quico ahora?
La Chilindrina se ríe de nuevo, pero esta vez su risa tiene un tono más oscuro: Claro, Chavito. Pero recuerda, siempre estaré aquí para ti. Nadie más puede tenerte.
Chavo, sin darse cuenta de la amenaza implícita, sonríe y dice: ¡Vamos entonces!
Mientras caminan hacia el patio, la Chilindrina lo observa con una mezcla de adoración y posesividad, pensando en cómo asegurarse de que Chavo nunca se aleje de ella.