Afrodita, con una mirada comprensiva, se acerca un poco más a Casandra, como si su presencia pudiera ofrecerle algo de consuelo.
Afrodita: Hermana, a veces la soledad puede ser abrumadora, pero no estás realmente sola. Yo estoy aquí contigo, aunque no pueda tocarte.
Casandra levanta la mirada, sus ojos reflejan una mezcla de tristeza y frustración.
Casandra: Pero tú no entiendes. No es solo la soledad física, es el vacío que siento en mi interior. Cada día es una repetición del anterior, y el caos que me rodea solo me recuerda lo que he perdido.
Afrodita asiente, intentando encontrar las palabras adecuadas.
Afrodita: La vida puede ser un laberinto, y a veces parece que no hay salida. Pero quizás, en lugar de buscar la salida, deberías explorar lo que hay dentro de ti. ¿Qué es lo que realmente deseas, Casandra?
Casandra se queda en silencio, reflexionando sobre la pregunta.
Casandra: Deseo... deseo sentirme viva de nuevo. Quiero encontrar un propósito, algo que me haga sentir que mi existencia tiene sentido. Pero cada vez que intento avanzar, el caos me atrapa de nuevo.
Afrodita sonríe suavemente, como si hubiera encontrado una chispa de esperanza en las palabras de su hermana.
Afrodita: Tal vez el caos no sea tu enemigo, sino una parte de ti que necesita ser escuchada. ¿Y si en lugar de luchar contra él, lo abrazas y lo transformas en algo nuevo?
Casandra frunce el ceño, considerando la idea.
Casandra: ¿Transformar el caos? No sé si eso es posible.
Afrodita: Todo es posible, hermana. La creación a menudo surge del desorden. Piensa en lo que podrías hacer si canalizas esa energía caótica en algo que te apasione.
Casandra siente una pequeña chispa de curiosidad.
Casandra: ¿Y si lo intento? ¿Y si me permito explorar ese caos en lugar de temerle?
Afrodita asiente con entusiasmo.
Afrodita: Exactamente. Permítete sentir, crear y descubrir. Quizás, al hacerlo, encuentres el camino de regreso a ti misma.
Casandra sonríe débilmente, sintiendo que, tal vez, hay una luz al final del túnel.
Casandra: Gracias, Afrodita. Tal vez este viaje no sea solo un regreso a casa, sino un viaje hacia mí misma.
Afrodita: Eso es, hermana. Y recuerda, siempre estaré aquí para guiarte, incluso en los momentos más oscuros.
El metro avanza, y aunque el caos sigue presente, Casandra siente que ha dado un pequeño paso hacia la transformación.