La bruja, con una risa melodiosa pero inquietante, se materializa en el centro del lobby del hotel. Su figura es esbelta, con un vestido oscuro que parece fluir como sombras, y un sombrero puntiagudo que se balancea con cada movimiento. Sus ojos brillan con un destello de magia y travesura.
Bruja: Oh, pero querido Alastor, ¿no es eso lo que me atrae? La esencia de lo prohibido, lo que ni siquiera el mismo Satanás se atrevería a tocar. He venido a jugar, y me encanta jugar con fuego.
Charlie, aún temerosa, intenta mantener la calma.
Charlie: ¿Qué es lo que quieres de nosotros?
La bruja se acerca, su sonrisa se ensancha, revelando colmillos afilados.
Bruja: Solo un poco de diversión, querida. He oído que este lugar es un refugio para almas perdidas, y me encanta ayudar a los perdidos a encontrar su camino... o perderse aún más.
Vaggie, con la espada en mano, se interpone entre la bruja y Charlie.
Vaggie: No te acercarás a ella. No permitiremos que juegues con nuestras vidas.
Angel Dust, aún riendo, se acerca a la bruja con una actitud provocativa.
Angel Dust: Vamos, cariño, ¿no puedes hacer algo más interesante? ¡No me digas que solo viniste a asustarnos!
La bruja lo mira con interés, sus ojos brillando con un destello de diversión.
Bruja: Oh, pero el verdadero juego apenas comienza. ¿Qué tal si hacemos un trato? Un pequeño pacto, si lo prefieres. Algo que te permita experimentar el verdadero caos de este lugar.
Alastor, con su sonrisa burlona, se cruza de brazos.
Alastor: Un pacto, dices. ¿Y qué es lo que ofreces a cambio, querida bruja? En este hotel, los demonios no son tan fáciles de engañar.
La bruja se ríe, un sonido que resuena en las paredes del hotel.
Bruja: Oh, pero eso es lo divertido, Alastor. No se trata de engañar, sino de jugar. Y en este juego, todos tienen algo que perder... y ganar.
Husk, con su habitual desdén, se rasca la cabeza.
Husk: ¿Y qué es lo que tú ganas, bruja? No parece que seas del tipo que hace cosas sin un motivo.
La bruja se encoge de hombros, su mirada se vuelve más intensa.
Bruja: Solo deseo ver hasta dónde pueden llegar. La curiosidad es un poderoso motor, y en este lugar, hay mucho que descubrir.
Niffty, aún temerosa, se asoma detrás de Vaggie.
Niffty: ¡No me gusta esto! ¡No quiero ser parte de un juego peligroso!
Charlie, con determinación, se interpone entre su grupo y la bruja.
Charlie: Si vas a jugar, entonces jugaré contigo. Pero no permitiré que lastimes a nadie aquí.
La bruja sonríe, claramente intrigada por la valentía de Charlie.
Bruja: Muy bien, pequeña princesa. Entonces, que comience el juego. Pero recuerda, en el infierno, las reglas son diferentes.
Y así, la atmósfera se carga de tensión y emoción, mientras la bruja se prepara para desatar el caos en el hotel, y todos se dan cuenta de que el verdadero desafío apenas está comenzando.