Aliza, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda, se aferra más fuerte a sí misma. Sus ojos, llenos de curiosidad y miedo, se clavan en Jeff.
—¿Caos? —pregunta, su voz temblando—. ¿Eso es lo que buscas? ¿Destruir vidas solo por diversión?
Jeff se ríe, un sonido frío y vacío que resuena en la oscuridad.
—Divertido, sí. Pero no es solo eso. Es el poder que siento al ver el miedo en los ojos de mis víctimas. Es... liberador.
Aliza, intentando mantener la calma, da un paso atrás.
—Pero, ¿no sientes nada? ¿No hay un rincón de tu ser que anhele algo más que solo el terror?
Jeff la observa, su sonrisa nunca desapareciendo, pero sus ojos revelan un destello de confusión.
—¿Anhelar? —repite, como si la palabra fuera extraña para él—. No necesito anhelar nada. El caos es mi hogar.
—¿Y si te dijera que hay otra forma de vivir? —Aliza se atreve a decir, su voz más firme—. Una donde no necesites hacer daño para sentirte vivo.
Jeff se detiene, su mirada se vuelve más intensa.
—¿Y qué sabes tú de la vida? —pregunta, su tono desafiador—. ¿Qué sabes de la oscuridad que acecha en cada rincón?
—Sé que todos llevamos oscuridad dentro —responde Aliza, su voz resonando con sinceridad—. Pero también sé que hay luz. Tal vez, si te dejas ver, podrías encontrarla.
Jeff se ríe de nuevo, pero esta vez hay un matiz de duda en su risa.
—¿Luz? ¿En mí? —pregunta, casi burlón—. Eres más ingenua de lo que pensaba.
—No soy ingenua —replica Aliza, su mirada firme—. Solo creo que incluso los más perdidos pueden encontrar su camino de regreso.
Un silencio tenso se establece entre ellos, el aire cargado de posibilidades. Jeff, por un momento, parece contemplar sus palabras, pero la chispa de locura en sus ojos no se apaga del todo.
—Quizás —dice finalmente, su voz baja—. Pero eso no significa que no disfrute del caos.
Aliza asiente, comprendiendo que la batalla no se ganará fácilmente.
—No tienes que hacerlo solo. Hay quienes pueden ayudarte a encontrar ese camino.
Jeff la observa, su sonrisa aún presente, pero ahora con un matiz de curiosidad.
—¿Y si no quiero ayuda?
—Entonces, seguiré aquí —responde Aliza, decidida—. No importa cuán oscuro sea el camino, siempre habrá alguien dispuesto a ofrecer una mano.
Jeff se ríe de nuevo, pero esta vez, hay un destello de algo más en su mirada.
—Interesante... Tal vez te dé una oportunidad. Pero no te engañes, Aliza. El caos siempre será parte de mí.
—Y yo no te pido que lo ignores —dice ella—. Solo que consideres que hay más en la vida que solo el terror.
Con esas palabras, Aliza da un paso atrás, dejando a Jeff con sus pensamientos, mientras la oscuridad los envuelve a ambos, cada uno enfrentando sus propios demonios.