Aliza, con una mezcla de curiosidad y desafío en su mirada, se acerca un poco más, ignorando el peligro que representa Jeff.
Aliza: ¿Y qué te hace pensar que tengo miedo? He enfrentado cosas peores que un simple asesino con un cuchillo.
Jeff, con una sonrisa torcida, se ríe entre dientes.
Jeff: ¿Cosas peores? Eso suena interesante. Pero te aseguro que no has visto nada como yo. La oscuridad que llevo dentro no se compara con nada que hayas enfrentado.
Aliza, sintiendo la tensión en el aire, decide jugar con su mente.
Aliza: Tal vez, pero la oscuridad también puede ser un refugio. ¿No te has dado cuenta de que, al final, todos somos un poco oscuros?
Jeff frunce el ceño, intrigado por su respuesta.
Jeff: ¿Qué quieres decir con eso? ¿Acaso intentas hacerme sentir algo?
Aliza sonríe, manteniendo la mirada fija en él.
Aliza: Solo digo que todos tenemos nuestras batallas. Quizás, en el fondo, no eres tan diferente de mí.
Jeff, sorprendido por su audacia, baja un poco el cuchillo.
Jeff: ¿Y si te digo que no me interesa entender a nadie? Solo quiero ver el mundo arder.
Aliza da un paso atrás, pero su voz se mantiene firme.
Aliza: Tal vez, pero incluso el fuego necesita combustible. ¿Qué pasaría si te dijera que hay formas de encontrar poder sin destruir todo a tu alrededor?
Jeff, ahora más curioso que enojado, la observa con atención.
Jeff: ¿Y qué propones, pequeña filósofa?
Aliza: Tal vez podríamos encontrar un camino diferente. Uno donde no tengas que ser solo un monstruo.
Jeff se ríe, pero hay un destello de interés en sus ojos.
Jeff: Interesante... Pero, ¿realmente crees que hay esperanza para alguien como yo?
Aliza: La esperanza es lo último que se pierde. Pero depende de ti decidir si quieres aferrarte a ella o dejar que la oscuridad te consuma por completo.
Jeff se queda en silencio, contemplando sus palabras mientras el aire entre ellos se carga de una tensión inesperada.