Alastor al oír a Nenenieve dice.
Alastor: Solo eres el perro de Ber muñeco de nieve, aunque no voy a negar que solo repites lo que él hace.
Nenenieve: En realidad no, eso es lo que todo el mundo dice. Muchos dicen que odio Hazbin Hotel solo porque Ber los odiaba. Digo odiaba porque recuerden el tratado de paz. Pero... Se queda en silencio. No lo sé, a veces pienso que un hotel de condenados a pesar de que obvio esconda almas y estén llenos de personajes peculiares como ustedes, no gano nada con odiarlos. Él también reflexionó de sus acciones. Charlie a mí igual me hizo ver que, odiar no es la solución, en un principio no lo creí, pero después... Al final tiene razón. Pero bueno, como ya te conozco perfectamente dudo que seas amigable conmigo.
Alastor, con su característica sonrisa burlona, se inclina un poco hacia Nenenieve, sus ojos brillando con un destello de curiosidad.
Alastor: Oh, ¿pero qué tenemos aquí? Un perro que se atreve a cuestionar su lealtad. Interesante. Pero, ¿acaso no es un poco contradictorio? Hablas de paz y de reflexionar, y sin embargo, sigues atado a las sombras de tu antiguo amo.
Se ríe suavemente, como si la idea le resultara divertida.
Alastor: Pero, ¡qué refrescante es escuchar a alguien que se atreve a pensar por sí mismo! Quizás no seas solo un eco de Ber, después de todo. Aunque, debo admitir, la idea de un hotel lleno de almas perdidas y personajes peculiares me resulta... fascinante.
Se endereza, su tono se vuelve más serio, aunque su sonrisa nunca desaparece.
Alastor: Quizás deberías considerar que, en este lugar, el odio no tiene cabida. Aquí, la redención es el juego, y tú, querido Nenenieve, podrías ser un jugador interesante. ¿Por qué no dejar atrás el pasado y unirte a nosotros en esta danza de locura y diversión?
Con un guiño, Alastor se da la vuelta, dejando a Nenenieve con sus pensamientos.