Evil Jax se topa con Piccolo.
Jax: Siempre eres tan serio, Piccolo.
Piccolo con su habital tono serio: Así soy yo Jax, como me quieres que sea? Feliz? No lo creo.
Jax se encoge de hombros: No, simplemente dije que nada más eres tan serio.
Piccolo frunce el ceño, cruzando los brazos.
Piccolo: La seriedad es necesaria en este mundo. No todos pueden permitirse el lujo de ser despreocupados.
Jax sonríe de manera burlona: Oh, vamos, un poco de diversión no le hace daño a nadie. ¿Cuándo fue la última vez que te reíste?
Piccolo lo mira con desdén: No tengo tiempo para eso. Hay cosas más importantes en juego.
Jax se acerca un poco, con una chispa de desafío en sus ojos: ¿Y si te dijera que una buena risa podría ayudarte a ser un mejor guerrero? La relajación puede ser tan poderosa como la fuerza.
Piccolo lo observa, considerando sus palabras.
Piccolo: Tal vez tengas razón, pero no puedo permitirme distracciones.
Jax se ríe: ¡Distracciones! Eso es lo que te falta, amigo. Un poco de locura. ¿Qué tal si hacemos una competencia de chistes?
Piccolo levanta una ceja, intrigado a pesar de sí mismo: ¿Competencia de chistes?
Jax asiente con entusiasmo: ¡Sí! El que cuente el chiste más gracioso gana.
Piccolo suspira, pero una pequeña sonrisa se asoma en su rostro: Está bien, pero no prometo que sea divertido.
Jax se ríe aún más: Eso es lo que quiero escuchar. ¡Vamos a intentarlo!