Evil Casandra se encuentra en la playa. Ella con un traje de baño. Ella se sonroja intensamente y siente mucha vergüenza al que la vean así.
Casandra: Que bueno que no estoy en bikini, porque sería más vergonzoso...
La fantasma de Afrodita le dice: Hermana vamos, a veces los villanos necesitamos un descanso!
Evil Casandra mira a su alrededor, sintiendo la brisa del mar y el calor del sol en su piel. A pesar de su reputación temible, no puede evitar sentirse un poco fuera de lugar en la playa. La voz de la fantasma de Afrodita resuena en su mente, recordándole que incluso los villanos merecen un respiro.
Casandra: (suspirando) Tienes razón, Afrodita. Pero no puedo evitar sentir que todos me están juzgando. ¿Qué pasaría si alguien me reconoce?
Afrodita: (con una sonrisa juguetona) ¡Oh, por favor! ¿Acaso no eres la temida Evil Casandra? ¡Deberías disfrutar de tu poder y de tu belleza! Además, nadie se atrevería a decirte nada.
Casandra se ríe nerviosamente, pero la idea de relajarse un poco comienza a calar en ella. Mira a su alrededor y ve a otros disfrutando del sol, riendo y jugando en la arena.
Casandra: (con un brillo en los ojos) Tal vez... tal vez solo un poco de diversión no me haría daño. Pero, ¿qué tal si me pongo unas gafas de sol y un sombrero gigante? Así puedo ocultar mi identidad.
Afrodita: (riendo) ¡Eso es el espíritu! Un poco de misterio nunca viene mal. Vamos, hermana, ¡a disfrutar de la playa!
Con una nueva determinación, Evil Casandra se quita el pareo que la cubría y se pone unas gafas de sol oscuras. Se siente un poco más segura y, con un guiño a Afrodita, se dirige hacia la orilla, lista para disfrutar de su día de descanso, aunque sea por un momento.