Pennywise se topa con Alastor.
Pennywise: Las almas son solo una ilusión demonio. Yo aquí soy el que representa el miedo.
Alastor: (con una sonrisa burlona) Oh, Pennywise, querido, el miedo es solo una de las muchas delicias que puedo saborear. Pero dime, ¿qué es un payaso sin su circo? ¿Acaso crees que puedes asustarme con tus trucos de feria?
Pennywise: (con una risa siniestra) No subestimes el poder del miedo, Alastor. Las almas que recojo son reales, y su terror es mi alimento. ¿Qué puedes ofrecer tú, más que palabras vacías y risas?
Alastor: (con un tono juguetón) Palabras vacías, dices. Pero, querido amigo, mis palabras son melodías que atrapan a los incautos. Mientras tú te escondes en las sombras, yo brillo en la luz. ¿No te gustaría unirte a mí en un pequeño espectáculo?
Pennywise: (frunciendo el ceño) No necesito un espectáculo. Mi reino es el terror, y mis víctimas son mis marionetas. ¿Qué harías tú en mi mundo, Alastor? ¿Cantarles una canción mientras se deshacen de miedo?
Alastor: (con un guiño) Tal vez. Pero recuerda, el miedo puede ser un arte, y yo soy un maestro en la creación de caos. Quizás deberías considerar que hay más de una forma de jugar con las almas.
Pennywise: (acercándose, con una mirada amenazante) No olvides, demonio, que en mi mundo, el miedo es el rey. Y yo soy su fiel sirviente.
Alastor: (riendo) ¡Oh, Pennywise! La competencia es lo que hace que este juego sea divertido. ¿Por qué no hacemos un trato? Un pequeño desafío para ver quién puede asustar más.
Pennywise: (pensativo) Un desafío, dices... Tal vez sea interesante. Pero ten cuidado, Alastor. No todos los juegos terminan bien para los que se atreven a jugar con el miedo.
Alastor: (con una sonrisa astuta) Y no todos los demonios son lo que parecen. ¡Que comience el espectáculo!