Alegría Malvada y la fantasma de Desagrado, en la playa se quedan un poco sorprendidas mientras llevan ropa de playa.
Ambas llevan traje de baño de mujeres.
Alegría: Que bien que no llevo Bikini. Pero aún así me veo ridícula. Se sonroja intensamente por vergüenza.
Desagrado: Vamos Alegría, a veces las malvadas merecen un descanso!
Alegría Malvada se ajusta el sombrero de paja que lleva puesto, tratando de ocultar su sonrojo. La brisa marina juega con su cabello, y aunque intenta mantener una actitud desafiante, no puede evitar sentirse un poco fuera de lugar.
Alegría: Tienes razón, Desagrado. Pero no puedo evitarlo. ¡Mira a nuestro alrededor! Todas esas personas disfrutando del sol y el mar... ¡y yo aquí, con este traje de baño ridículo!
Desagrado, con su habitual tono sarcástico, se ríe mientras se sienta en la arena.
Desagrado: ¡Oh, vamos! ¡Eres la reina de la maldad! Un poco de arena y sol no te van a derretir. Además, ¡mira lo que llevas puesto! Es un traje de baño fabuloso, aunque no lo admitas.
Alegría se mira en el reflejo del agua, y aunque sigue sintiéndose incómoda, una pequeña sonrisa comienza a asomarse en su rostro.
Alegría: Bueno, tal vez no sea tan malo... Pero, ¿qué hacemos aquí, en lugar de estar tramando algún plan malévolo?
Desagrado: A veces, Alegría, es bueno relajarse y disfrutar de la vida. ¡Incluso las malvadas necesitan un descanso! Además, podríamos hacer un poco de maldad... como construir un castillo de arena y luego destruirlo. Eso siempre es divertido.
Alegría se ríe, la idea de hacer algo travieso la anima.
Alegría: ¡Eso suena perfecto! ¡Vamos a hacer el castillo más grande y espectacular que haya visto esta playa! Y luego... ¡a la destrucción!
Ambas se lanzan a la tarea, riendo y disfrutando del momento, dejando de lado por un rato sus travesuras malvadas. La playa se convierte en su escenario, y la diversión, en su