Ennui Siniester al ver que la fantasma de Envidia la molesta con el día del niño dice.
Ennui Siniester: El día del niño no es más que un día monótono para los niños, Envidia. Ya no somos unas niñas para regalarnos algo, entiende. Solo los niños les gusta ese día y fecha.
Envidia, con su habitual chispa de provocación, se ríe suavemente y responde:
Envidia: Oh, Ennui, siempre tan sombría. ¿Acaso no ves la belleza en la inocencia de los niños? Ellos encuentran alegría en lo simple, en un juguete, en un abrazo. Tal vez deberías recordar lo que es sentir esa chispa de felicidad, aunque sea por un día.
Ennui Siniester, cruzando los brazos, replica:
Ennui Siniester: La felicidad efímera de un juguete no es más que un espejismo. Los niños se aferran a esos momentos, pero al final, la realidad siempre regresa. ¿No crees que es más sabio aceptar la monotonía de la vida en lugar de aferrarse a ilusiones pasajeras?
Envidia, con una sonrisa traviesa, responde:
Envidia: Pero, querida Ennui, ¿no es precisamente esa ilusión lo que da color a la vida? A veces, un poco de envidia por la alegría ajena puede ser el impulso que necesitamos para encontrar nuestra propia chispa. Quizás deberías permitirte un momento de alegría, aunque sea en este día que tanto desprecias.
Ennui Siniester, suspirando, finalmente concede:
Ennui Siniester: Tal vez tengas razón, Envidia. Quizás un pequeño destello de alegría no haría daño. Pero no esperes que me convierta en una niña de nuevo. La realidad siempre tiene la última palabra.