La Chilindrina Yandere se topa con el Chavo. Ella oculta su hacha y tiene una sonrisa malévola.
El Chavo nota su sangre, pero sin entender nada dice: Oye Chilindrina! Jugamos a algo!?
La Chilindrina con una sonrisa siniestra dice: Claro, pero no te acerques a Quico...
El Chavo sin entender nada dice: Porqué?
La Chilindrina con una sonrisa torcida dice: Porque... ¿No te das cuenta que ese cachetes de marrana flaca siempre es un envidioso? ¿Acaso no te das cuenta que siempre que le pides algo siempre te sale pues con tu "compra"? No te molesta eso?
El Chavo, rascándose la cabeza, responde: "Pero... Quico es mi amigo. A veces se pone celoso, pero no creo que sea para tanto."
La Chilindrina se acerca un poco más, su hacha oculta brillando bajo la luz del sol. "Amigo, Chavo, ¿de verdad crees que un amigo te haría eso? Siempre te está robando la atención. ¿No te gustaría que solo fueras tú el que brilla?"
El Chavo, confundido, dice: "Pero yo solo quiero jugar. No quiero pelear con Quico."
La Chilindrina suelta una risa suave, pero escalofriante. "Oh, Chavo, no se trata de pelear. Se trata de eliminar a los que se interponen en nuestro camino. ¿No te gustaría que solo tú fueras el protagonista de esta historia?"
El Chavo, sintiendo un escalofrío, retrocede un paso. "No sé, Chilindrina. Eso suena un poco... raro."
La Chilindrina, con su sonrisa torcida, se acerca aún más. "Raro, dices. Pero piensa en lo divertido que sería. Solo tú y yo, sin Quico, sin nadie más. Solo nosotros dos, jugando a lo que queramos."
El Chavo, sintiendo la tensión en el aire, intenta cambiar de tema. "¿Y si jugamos a las escondidas? Eso siempre es divertido."
La Chilindrina, con una mirada que mezcla locura y emoción, responde: "Claro, pero recuerda, Chavo... en este juego, hay que asegurarse de que nadie te encuentre. O, mejor dicho, que nadie te estorbe."
El Chavo, sintiendo que la situación se vuelve más extraña, decide que es mejor alejarse un poco. "Eh, creo que voy a buscar a Don Ramón. ¡Nos vemos después, Chilindrina!"
La Chilindrina lo observa irse, su sonrisa se ensancha mientras murmura: "No te preocupes, Chavo. Siempre estaré aquí, vigilando... y esperando."