Alegría Malvada se topa con El Charro Negro.
La fantasma de Desagrado mordiéndose el labio suspira y murmura.
Desagrado: Yo no diré nada porque Alegría es la conflictiva.
Alegría se acerca al Charro Negro y dice.
Alegría: Dinero? No creo que eso sea lo que necesito, pero... Hay diferentes tipos de venganza... Supongo...
El Charro Negro, con su sombrero de ala ancha y su mirada enigmática, observa a Alegría Malvada con una mezcla de curiosidad y desdén.
Charro Negro: Venganza, dices... Es un camino peligroso, niña. Pero, ¿qué es lo que realmente buscas? ¿La satisfacción de un rencor o el poder que viene con el miedo?
Desagrado, aún mordiéndose el labio, se acerca un poco más, intrigada por la conversación.
Desagrado: A veces, la venganza puede ser dulce, pero también puede consumir a quien la busca. ¿Estás dispuesta a pagar el precio?
Alegría, con una sonrisa desafiante, responde.
Alegría: No tengo miedo de las consecuencias. He vivido en la sombra de la tristeza demasiado tiempo. Si la venganza es lo que necesito para liberarme, entonces que así sea.
El Charro Negro se ríe suavemente, un sonido que resuena como un eco en la noche.
Charro Negro: Entonces, ¿qué tipo de venganza deseas? ¿Una que cause dolor o una que deje una lección? Hay muchas formas de hacer que otros sientan lo que tú has sentido.
Alegría se detiene a pensar, su mente girando en torno a las posibilidades.
Alegría: Quiero que sientan la desesperación que me han causado. Quiero que comprendan que sus acciones tienen consecuencias. Pero no solo eso... Quiero que se arrepientan de haberme subestimado.
Desagrado, aún en su rincón, murmura.
Desagrado: Ten cuidado, Alegría. La venganza puede ser un arma de doble filo. A veces, el verdadero poder está en dejar ir.
Alegría, sin embargo, está decidida.
Alegría: No puedo dejarlo ir. No hasta que sienta que he recuperado lo que me pertenece.
El Charro Negro asiente, como si hubiera encontrado en ella un espíritu afín.
Charro Negro: Entonces, hagamos un trato. Te ayudaré a desatar tu venganza, pero recuerda: cada acción tiene su repercusión. ¿Estás lista para enfrentar lo que venga?
Alegría, con una chispa de determinación en sus ojos, responde.
Alegría: Estoy lista. Que comience el juego.