La detección del desarrollo debe realizarse a base recurrida o periódica.
La detección del desarrollo en niños y niñas es un proceso fundamental que debe realizarse de manera periódica. Esto implica realizar evaluaciones a intervalos regulares para monitorear el crecimiento y el desarrollo en diversas áreas, como la motricidad, el lenguaje, la cognición y las habilidades sociales.
La evaluación periódica permite identificar de manera temprana cualquier posible retraso o dificultad en el desarrollo, lo que facilita la intervención oportuna y el apoyo necesario. Además, estas evaluaciones pueden adaptarse a las diferentes etapas del desarrollo infantil, asegurando que se aborden las necesidades específicas de cada niño a medida que crece.
En resumen, la detección del desarrollo debe ser un proceso sistemático y regular, en lugar de depender únicamente de evaluaciones puntuales o basadas en situaciones específicas. Esto garantiza un seguimiento adecuado y una mejor atención a las necesidades del niño.