Evil Jax con la fantasma de Pomni que ella duerme en sus hombros y ronronea sin darse cuenta que un monstruo gigantesco que nadie debería hacerle frente en parte del océano pacífico. Jax ve a Cthulhu. Cthulhu lo observa fijamente con una mirada fría.
Evil Jax solo susurra viendo a Cthulhu. No muestra señales de miedo o de respeto.
Jax: Cthulhu...
Evil Jax, con la fantasma de Pomni dormida en sus hombros, observa al monstruo titánico que emerge de las profundidades del océano Pacífico. Las olas se agitan a su alrededor, y el aire se vuelve denso con una tensión palpable. Cthulhu, con sus tentáculos serpenteantes y su mirada helada, fija su atención en Jax, como si estuviera evaluando la amenaza que representa.
Jax, sin inmutarse, susurra con una voz suave pero cargada de desafío:
—Cthulhu...
El eco de su voz se pierde en el rugido del mar, pero el antiguo ser parece captar cada palabra. Pomni, ajena a la tensión, ronronea suavemente, acurrucada en el hombro de Jax, como si estuviera en un sueño profundo y placentero.
Cthulhu, con su presencia abrumadora, se inclina un poco más cerca, sus ojos brillando con un conocimiento ancestral. La criatura, que ha sido objeto de temor y reverencia a lo largo de los siglos, no se espera que un simple mortal, incluso uno tan retorcido como Jax, lo desafíe.
—¿Qué te trae ante mí, mortal? —su voz resuena como un trueno lejano, cargada de poder y misterio.
Jax, sin apartar la mirada, responde con una sonrisa torcida:
—He venido a recordarte que incluso los dioses pueden ser desafiados. No soy un simple mortal, Cthulhu. Soy el caos que has olvidado.
Las palabras de Jax flotan en el aire, desafiantes y provocativas. Cthulhu, sorprendido por la audacia del ser que tiene frente a él, siente una chispa de interés. La criatura titánica no se mueve, pero su mirada se vuelve más intensa, como si estuviera considerando las implicaciones de lo que acaba de escuchar.
—El caos es un juego peligroso —responde Cthulhu, su voz resonando con un eco que parece venir de las profundidades del abismo—. ¿Estás preparado para las consecuencias?
Jax, con una risa burlona, acaricia suavemente la cabeza de Pomni, quien sigue durmiendo plácidamente.
—Las consecuencias son lo que busco. El miedo es un lujo que no puedo permitirme.
Cthulhu, intrigado, observa a Jax y a la fantasma que descansa en sus hombros. En ese momento, el océano parece contener la respiración, y el destino de ambos se encuentra en un delicado equilibrio. La batalla entre el caos y el orden, entre lo conocido y lo desconocido, está a punto de comenzar.