Wizard Damus cruza los brazos al ver que Terry no para de insistir con su propuesta navideña, por lo que dice interrumpiéndolo.
Wizard Damus: Ya, ya, ya! Ya te oí, no me lo estés repitiendo a cada rato que no estoy sordo. Está bien, iré. Pero no esperes a que cante una posada navideña o ponga un gorrito navideño.
Terry, emocionado por la respuesta de Wizard Damus, sonríe de oreja a oreja.
Terry: ¡Genial! No te preocupes, no tienes que cantar ni ponerte el gorrito si no quieres. Solo quiero que estés allí para disfrutar de la fiesta. ¡La comida, la música y la compañía serán increíbles!
Wizard Damus, aún con los brazos cruzados, no puede evitar esbozar una pequeña sonrisa.
Wizard Damus: Bueno, supongo que la comida siempre es un buen aliciente. Pero recuerda, no me hagas hacer cosas ridículas. Solo quiero estar en un rincón, observando.
Terry asiente, entusiasmado.
Terry: ¡Perfecto! Solo ven y relájate. Prometo que no habrá nada que te haga sentir incómodo. Solo buena vibra y un poco de magia navideña.
Wizard Damus suelta un suspiro resignado, pero en el fondo, sabe que la compañía de Terry y los demás podría ser más divertida de lo que imagina.
Wizard Damus: Está bien, está bien. Pero si alguien intenta hacer un villancico, me escapo.
Terry ríe y le da una palmadita en la espalda.
Terry: ¡Trato hecho! ¡Nos vemos en la fiesta, entonces!