Zeno Sama al ver a Miss Heed, sonríe maliciosamente y dice.
Zeno Sama: Que sucede? Tienes miedo de que un dios como yo te elimine? Vaya pruebas que tienes de mí al ver lo que hago. Pero te advierto que puedo matarte a ti y eliminar esas pruebas antes de que intentes hacerlo
Miss Heed, con una mirada desafiante, responde a Zeno Sama:
Miss Heed: ¿Miedo? No, Zeno. Lo que siento es curiosidad. La arrogancia de un dios puede ser tan peligrosa como su poder. Pero no te equivoques, no soy una simple mortal que se deja intimidar. Si realmente deseas eliminarme, tendrás que hacerlo con más que solo palabras vacías.
Zeno Sama, intrigado por la respuesta de Miss Heed, se acerca un poco más, su sonrisa maliciosa se transforma en una expresión de interés.
Zeno Sama: Interesante. Tienes agallas, eso lo admito. Pero recuerda, la curiosidad puede llevarte a lugares oscuros. ¿Estás dispuesta a arriesgarte a conocer el verdadero poder de un dios?
Miss Heed, sin apartar la mirada, responde con firmeza:
Miss Heed: Estoy dispuesta a enfrentar cualquier desafío, incluso el de un dios. Pero no me subestimes, Zeno. La verdadera fuerza no siempre reside en el poder, sino en la astucia y la determinación.
Zeno Sama se ríe, disfrutando del juego verbal.
Zeno Sama: Entonces, ¿qué propones, Miss Heed? ¿Un duelo de ingenio? O quizás un pacto, donde ambos podamos salir beneficiados. La vida es un juego, y me encanta jugar.
Miss Heed, con una sonrisa en los labios, responde:
Miss Heed: Un pacto suena interesante, pero ten cuidado, Zeno. No todos los tratos con mortales terminan bien para los dioses. ¿Estás listo para jugar?