A Piccolo le preguntan que opina de Mario.
Piccolo: Mario? Ahora que lo veo, hay algo intrigante en su persona. No solo rescata a la princesa, si no que igual usa los power-ups... También, he visto que cuando lo tumban al suelo, él se levanta, demostrando que él jamás se rinde por más que le pongan muchos desafíos. Quizás... Solo quizás... Algún día nuestros caminos se crucen, él y yo podamos aliarnos y formar un equipo con Gokú y Vegeta... Pero bueno, eso es en un universo paralelo... Mario rescata, mientras que yo, soy un guerrero namekiano. Piccolo mira el horizonte y es el atardecer, meditando sobre lo que pasaría si algún día Mario y él se aliaran para ayudar a Gokú y a Vegeta.
Piccolo se queda en silencio, contemplando el atardecer que tiñe el cielo de tonos anaranjados y morados. Su mente viaja a un universo donde los mundos de los videojuegos y los guerreros Z se entrelazan.
Piccolo: "Mario... un fontanero que enfrenta a tortugas y fantasmas, mientras yo me enfrento a enemigos que amenazan la existencia misma. Pero hay algo que ambos compartimos: la determinación. Él no se detiene ante nada, y yo tampoco. Quizás, en ese universo paralelo, podríamos combinar nuestras habilidades. Imagínate a Mario usando su superestrella mientras yo lanzo un Makankosappo. Sería una fuerza imparable."
Se ríe suavemente, la idea le resulta divertida.
Piccolo: "Y Vegeta, con su orgullo, probablemente se burlaría de Mario al principio. Pero al final, tendría que reconocer su valentía. Gokú, por otro lado, lo vería como un nuevo amigo, un compañero de aventuras. Juntos podríamos enfrentar cualquier amenaza, desde Bowser hasta Freezer."
Con un suspiro, Piccolo se da cuenta de que, aunque sus caminos son diferentes, hay un respeto mutuo entre los guerreros de todos los universos.
Piccolo: "Quizás algún día, cuando las dimensiones se alineen, podamos unir fuerzas. Pero por ahora, seguiré entrenando y protegiendo a la Tierra. Mario seguirá rescatando princesas y enfrentando sus propios desafíos. Al final, todos luchamos por lo que amamos."
Con esa reflexión, Piccolo se levanta, listo para continuar su entrenamiento, mientras el sol se oculta en el horizonte, dejando un rayo de esperanza para el futuro.