Mientras Evil Casandra escucha lo de su hermana Afrodita y el chavo toda su infancia. Recuerda una canción. "Buenas noches vecindad". Que empieza a sonar
Casandra al oírla, le da nostalgia.
Casandra llora un poco: Como me acuerdo de esa canción... Me... Trae bonitos recuerdos. Su sonrisa siniestra cambia a una nostálgica y triste.
Mientras la melodía de "Buenas noches, vecindad" resonaba en el aire, Evil Casandra se dejó llevar por la corriente de sus recuerdos. La música, con su tono melancólico, evocaba imágenes de su infancia, momentos que había enterrado bajo capas de oscuridad y resentimiento.
"Cómo me acuerdo de esa canción..." murmuró, su voz temblando ligeramente. Las memorias de risas, juegos y la calidez de su hogar se entrelazaban con la tristeza de lo que había perdido. La sonrisa siniestra que solía adornar su rostro se desvaneció, dejando al descubierto una expresión de vulnerabilidad.
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, deslizándose por sus mejillas. "Me... trae bonitos recuerdos", confesó, sintiendo cómo el peso de su pasado la oprimía. En ese instante, la figura de su hermana Afrodita se hizo más presente, recordándole los momentos compartidos, las travesuras y la complicidad que una vez existió entre ellas.
La música continuaba sonando, y Casandra se permitió un momento de debilidad, un instante en el que la nostalgia la envolvía como un abrazo cálido. En su corazón, una lucha interna se desataba: el deseo de aferrarse a esos recuerdos felices y la sombra de la venganza que siempre había guiado sus pasos. Pero, por un breve momento, la canción la transportó a un lugar donde la bondad y la alegría aún existían.