Beik al ver a Ber Demon ya que Ber ya acabó con su hermana Zow, Ber Demon Agarra a Beik de la camisa, él asustado dice.
Beik: Ber, para! Soy tu hermano!
Ber Demon: Yo no tengo hermanos ni tú ni Zow.
Beik, con el corazón latiendo con fuerza, intenta zafarse del agarre de Ber Demon, pero la mirada oscura de su hermano lo paraliza.
Beik: ¡Escucha! ¡No eres así! ¡Recuerda quién eres!
Ber Demon se ríe, una risa fría y vacía que resuena en el aire.
Ber Demon: ¿Quién soy? Soy lo que Zow nunca pudo ser. Soy el poder que ella temía.
Beik siente una punzada de dolor al recordar a su hermana, la bondad que siempre había tratado de inculcar en ellos.
Beik: ¡No! ¡Eras un buen hermano! ¡Eras un protector! ¡No dejes que la oscuridad te consuma!
Ber Demon lo mira con desdén, pero en sus ojos hay un destello de confusión.
Ber Demon: ¿Proteger? ¿De qué? ¿De la verdad? La verdad es que la debilidad es un lastre.
Beik, sintiendo que el tiempo se agota, decide arriesgarlo todo.
Beik: La debilidad no es un lastre, Ber. Es lo que nos hace humanos. ¡Lucha contra esto! ¡Lucha por nosotros, por Zow!
Un silencio tenso se apodera del lugar. Ber Demon titubea, su expresión se suaviza por un instante, como si la sombra que lo envolvía estuviera a punto de desvanecerse.
Ber Demon: Zow...
Beik aprovecha la oportunidad.
Beik: ¡Sí! ¡Zow te amaba! ¡Ella siempre creyó en ti! ¡No dejes que su sacrificio sea en vano!
La lucha interna en Ber Demon es palpable. Beik siente que hay una chispa de esperanza, pero también sabe que el camino es peligroso.
Ber Demon: ¿Y si la oscuridad es lo único que me queda?
Beik: Entonces elige la luz. Elige ser el hermano que siempre fuiste.
Con un grito desgarrador, Ber Demon se aferra a su cabeza, como si estuviera en una batalla interna. Beik observa, con la esperanza de que su hermano regrese a él.
Beik: ¡No estás solo, Ber! ¡Siempre estaré aquí para ti!
La lucha continúa, y Beik reza para que el amor fraternal prevalezca sobre la oscuridad.