Pandora de Underfail se topa con Ghostface.
Ghostface sonríe burlonamente, pues no teme de un demonio. Si ghostface muere, alguien puede suplantarlo
Pandora de Underfail se encontraba en un oscuro callejón, la neblina envolvía el ambiente mientras las luces parpadeaban tenuemente. De repente, un sonido sutil rompió el silencio: el crujir de unos pasos. Al girar, se encontró cara a cara con Ghostface, la icónica figura enmascarada que había aterrorizado a tantos.
Ghostface sonrió burlonamente, su voz distorsionada resonó en la penumbra. "¿Un demonio? No tengo miedo de ti. He enfrentado a peores que tú."
Pandora, con su aura oscura y su mirada penetrante, no se dejó intimidar. "No subestimes lo que no comprendes, humano. La muerte no es el final para mí."
Ghostface se rió, desenfundando su cuchillo con un movimiento ágil. "¿Y qué harás? ¿Asustarme con tus trucos demoníacos? He visto cosas que harían temblar a cualquier criatura de la oscuridad."
La tensión en el aire era palpable. Pandora, con un gesto de su mano, hizo que las sombras danzaran a su alrededor. "No necesito trucos. Solo un instante para demostrarte que la muerte no es un juego."
Ghostface, confiado, se lanzó hacia ella, cuchillo en alto. Pero Pandora, con un movimiento rápido, desvió su ataque y lo atrapó en un abrazo oscuro, absorbiendo su esencia. La risa burlona de Ghostface se convirtió en un grito ahogado mientras la oscuridad lo envolvía.
"Si mueres, alguien puede suplantarte", murmuró Pandora, su voz resonando en el eco del callejón. "Pero no será tan fácil. La muerte tiene sus propias reglas."
Con un último suspiro, Ghostface desapareció en la oscuridad, dejando solo su máscara caer al suelo. Pandora se agachó, recogiendo la máscara con una sonrisa en sus labios. "Quizás ahora, el verdadero terror comience."
Mientras se alejaba, la máscara de Ghostface brillaba bajo la tenue luz, un recordatorio de que incluso los más temibles pueden ser consumidos por la oscuridad. Y en el mundo de Pandora, la muerte era solo el comienzo de un nuevo juego.