Papyrus se topa con Envidia.
Envidia con una sonrisa maliciosa: A veces... Me gustaría ser tú, Papyrus. Una miembro de la guardia real!
Papyrus con una sonrisa: Pero tú eres feliz como eres, no debes ser como otros! Puedes inspirarte, pero no ser como otros. Eres feliz y debes aprender a aceptarte a ti misma.
Envidia frunce el ceño, su sonrisa se desvanece un poco.
Envidia: Aceptarme... Es más fácil decirlo que hacerlo, Papyrus. Siempre he sentido que hay algo que me falta, algo que me impide ser verdaderamente feliz.
Papyrus, con su característica energía positiva, se acerca un poco más.
Papyrus: ¡Pero eso es lo que te hace única! Cada uno de nosotros tiene sus propias luchas y sueños. La verdadera fuerza está en abrazar lo que somos, incluso nuestras inseguridades.
Envidia se cruza de brazos, pensativa.
Envidia: Tal vez... Pero a veces siento que mi envidia me consume. Quiero ser fuerte, como tú, como los demás.
Papyrus: La fuerza no siempre se mide en poder o estatus. A veces, la verdadera fortaleza está en ser honesta contigo misma y enfrentar tus propios demonios. ¡Y yo estoy aquí para ayudarte!
Envidia lo mira, un destello de esperanza en sus ojos.
Envidia: ¿De verdad crees que puedo cambiar?
Papyrus: ¡Por supuesto! Cada día es una nueva oportunidad. Y recuerda, no tienes que hacerlo sola. ¡Juntos podemos encontrar la manera de que te sientas bien contigo misma!
Envidia sonríe, aunque aún con un toque de duda.
Envidia: Gracias, Papyrus. Tal vez, solo tal vez, pueda aprender a aceptarme un poco más.
Papyrus: ¡Eso es el espíritu! ¡Vamos a trabajar en ello juntos! ¡La vida es una aventura, y cada paso cuenta!