Ghostface se topa con Slenderman.
Ghostface: Oye Slenderman, sabes lo que le dijo un ser alto y delgado a un asesino con una sonrisa y un cuchillo con sudadera blanca-
Slenderman lo interrumpe de golpe y con sus tentáculos lo agarra.
Ghostface: Ok, Ok, Ok! Ya entendí pero suéltame!
Slenderman lo suelta, su expresión se suaviza y con una voz fría dice: Me vuelves a contar ese chiste... Ahora mismo te hubiera desaparecido
Ghostface se reincorpora, ajustándose la máscara y tratando de recuperar la compostura.
Ghostface: ¡Vaya, vaya! No sabía que tenías tan poco sentido del humor. Pero, ¿qué esperabas? ¡Soy el rey de los chistes de terror!
Slenderman lo observa con sus ojos vacíos, sus tentáculos moviéndose inquietos a su alrededor.
Slenderman: El terror no es un juego, Ghostface. La muerte no es un chiste.
Ghostface: Tienes razón, pero a veces un poco de humor es lo que necesitamos para enfrentar el miedo. ¿No crees?
Slenderman se queda en silencio, considerando las palabras de Ghostface. Finalmente, su voz fría resuena de nuevo.
Slenderman: Tal vez. Pero recuerda, en mi mundo, el miedo es real y no hay lugar para las risas.
Ghostface sonríe, sacando su cuchillo con un brillo juguetón en sus ojos.
Ghostface: Bueno, entonces, ¿qué tal si hacemos un trato? Yo te cuento un chiste y tú me dejas vivir un día más. ¿Qué dices?
Slenderman lo mira fijamente, sus tentáculos se detienen.
Slenderman: Un chiste. Solo uno.
Ghostface: ¡Perfecto! Aquí va: ¿Por qué los fantasmas son malos para mentir? Porque se les ve a través.
Slenderman se queda en silencio, y por un momento, parece que una sombra de una sonrisa se dibuja en su rostro.
Slenderman: No está mal. Pero no te acostumbres.
Ghostface: ¡Trato hecho! Ahora, ¿qué tal si nos unimos para asustar a algunos incautos? ¡Sería un dúo imbatible!
Slenderman lo observa, y aunque su expresión sigue siendo seria, hay un destello de curiosidad en su mirada.
Slenderman: Tal vez... solo tal vez. Pero recuerda, no todos los chistes tienen un final feliz.