Mientras la fantasma de Desagrado hacía ver a Alegría Malvada que hubo cambios en ella. Dijo con una sonrisa.
Desagrado: Además, te acuerdas de ese día que vimos un paisaje hermoso? Y por primera vez, no te vi sonriendo de manera siniestra ni maliciosa. Tu sonrisa era... Diferente era un reflejo de lo que siempre fuiste antes de lo que eres
Alegría Malvada frunció el ceño, como si las palabras de Desagrado la golpearan con una brisa fría. La imagen del paisaje hermoso, con sus colores vibrantes y la luz del sol filtrándose entre los árboles, la invadió. Era un recuerdo que había intentado enterrar bajo capas de risa burlona y sombras.
Alegría Malvada: "No sé de qué hablas. Esa era solo una ilusión, un momento efímero. La verdadera alegría es la que se encuentra en el caos, en la risa que provoca el desasosiego de los demás."
Desagrado: "Pero, ¿acaso no sientes que hay algo más en ti? Esa sonrisa que mostraste en aquel momento... era pura. Era como si, por un instante, te hubieras liberado de las cadenas que tú misma te has puesto."
Alegría Malvada se cruzó de brazos, intentando ocultar la incomodidad que comenzaba a surgir en su interior. La verdad era que, a pesar de su fachada oscura, había algo en su corazón que anhelaba esa libertad, esa autenticidad que había perdido.
Alegría Malvada: "No necesito tu compasión, Desagrado. He elegido este camino. La oscuridad es mi aliada, y no hay lugar para la debilidad."
Desagrado: "No se trata de debilidad, sino de reconocer que hay más en ti. La alegría no tiene que ser malvada. Puede ser un refugio, una fuerza. No tienes que seguir siendo lo que otros esperan de ti."
Las palabras de Desagrado resonaron en el aire, como un eco que se negaba a desvanecerse. Alegría Malvada sintió un tirón en su pecho, una lucha interna entre lo que había sido y lo que podría ser. La imagen del paisaje hermoso volvió a su mente, y por un momento, se preguntó si realmente era posible encontrar un equilibrio entre la luz y la oscuridad.