La fantasma de Afrodita al ver que su hermana ve a Zeno Sama con furia ella decide intervenir.
Afrodita: Oigan, oigan! Podemos mejor llegar a un acuerdo! Pero por favor no lleguemos a medidas extremas!
Evil Casandra con desprecio dice.
Casandra: Porque te metes hermana? Que sabe este tipo de sentimientos? Él no sabe lo que yo he pasado. A él solo le importa la destrucción y no le importa las consecuencias.
Afrodita, con su aura de calma y compasión, se acerca a su hermana, intentando suavizar la tensión en el ambiente.
Afrodita: Casandra, entiendo tu dolor. Pero la ira solo traerá más sufrimiento. Zeno Sama puede parecer frío y distante, pero todos tenemos nuestras batallas internas. Tal vez haya una forma de llegar a él, de hacerle ver el daño que causa.
Evil Casandra, cruzando los brazos, responde con desdén.
Casandra: ¿Y qué? ¿Crees que un par de palabras dulces cambiarán su corazón? Este no es un cuento de hadas, Afrodita. La realidad es cruel, y él es parte de esa crueldad. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras él arrasa con todo lo que amo.
Afrodita, sintiendo la desesperación de su hermana, intenta apelar a su humanidad.
Afrodita: Pero si lo enfrentamos con odio, solo alimentaremos su furia. Tal vez, si le mostramos lo que realmente significa el amor y la compasión, podamos cambiar su rumbo. No todo está perdido, Casandra. Aún hay esperanza.
Casandra, aunque aún llena de rencor, comienza a dudar.
Casandra: ¿Y si fallamos? ¿Y si solo empeoramos las cosas? No puedo arriesgarme a perder más.
Afrodita, con una mirada decidida, responde:
Afrodita: A veces, el mayor riesgo es no intentar. La verdadera fuerza radica en la valentía de amar, incluso cuando parece imposible. Te prometo que no estarás sola en esto. Juntas, podemos enfrentar cualquier oscuridad.
Casandra, sintiendo el apoyo de su hermana, finalmente asiente, aunque con reticencia.
Casandra: Está bien, Afrodita. Intentémoslo a tu manera. Pero si él no escucha, no dudaré en actuar.
Afrodita sonríe, aliviada, y juntas se preparan para enfrentar a Zeno Sama, con la esperanza de que el amor pueda triunfar sobre la destrucción.