Alegría Malvada se topa con Zombies.
La fantasma de Desagrado con desdén y una mueca: Lo que faltaba, unas personas podridas que reviven de la muerte para atacarnos.
Alegría: Tranquila Desagrado, aunque sean muchos debemos idear un plan, no debemos permitir que estos podridos nos muerdan.
Desagrado con un tono burlón: Muerdan? Será a ti la que morderán, yo soy un fantasma. Pero en fin, ¿Que tienes en mente?
Alegría, con una chispa de determinación en sus ojos, responde:
Alegría: Primero, necesitamos distraer a los zombies. Si logramos que se concentren en algo más, podremos escapar o encontrar una forma de enfrentarlos.
Desagrado, cruzando los brazos: ¿Y qué propones? No creo que un par de chistes sobre su mal olor les detenga.
Alegría: Tienes razón, pero podemos usar su propia naturaleza en contra. ¿Recuerdas el viejo truco de hacer ruido para atraer a los enemigos? Si hacemos un sonido fuerte, podríamos llevarlos a un lugar donde no nos molesten.
Desagrado, levantando una ceja: Suena arriesgado, pero podría funcionar. ¿Y qué ruido piensas hacer? No tengo ganas de tocar la guitarra, eso seguro.
Alegría, sonriendo: No, no. Vamos a usar algo más ingenioso. ¿Qué tal si hacemos que suene como si alguien estuviera gritando de miedo? Eso siempre atrae su atención.
Desagrado, con una sonrisa burlona: ¡Perfecto! Entonces tú gritas y yo me quedo aquí disfrutando del espectáculo.
Alegría, riendo: No, no, ¡tú también tienes que ayudar! Vamos a hacer un sonido que los confunda. Tal vez un eco de risas y gritos.
Desagrado, suspirando: Está bien, pero si me muerden, ¡te juro que volveré para atormentarte!
Alegría: ¡Trato hecho! Ahora, vamos a encontrar algo que nos ayude a crear ese ruido.
Ambas se ponen en marcha, buscando objetos que puedan usar para atraer a los zombies, mientras el ambiente se llena de una mezcla de tensión y humor.