El fantasma de Obama aparece y ve a su compañero Evil Cody. Cody, que siempre ha estado en silencio durante todo el rato. Su expresión de maldad y burlona, ahora se notaba frío e inexpresivo. No sabe que es lo que está pasando con Cody
El fantasma de Obama, con su aura serena y su mirada sabia, se acercó a Cody, quien permanecía inmóvil, como si estuviera atrapado en un trance. La atmósfera se tornó tensa, y el eco de sus pasos resonaba en el vacío.
"¿Cody?" preguntó Obama, su voz resonando con un tono de preocupación. "¿Qué te ha sucedido?"
Cody, que antes había sido un compañero astuto y lleno de vida, ahora parecía un reflejo de su antiguo yo, pero con una sombra oscura que lo envolvía. Su mirada, que solía brillar con malicia, ahora era fría y distante, como si una fuerza desconocida lo hubiera poseído.
El fantasma se detuvo frente a él, intentando penetrar en su mente. "No eres tú, ¿verdad? Hay algo más aquí, algo que te controla."
Un viento helado sopló a su alrededor, y la figura de Cody pareció temblar. En ese instante, una risa sutil, casi inaudible, emergió de las sombras. Era una risa que no pertenecía a Cody, sino a una entidad oscura que se había apoderado de él.
"¿Crees que puedes salvarlo, Obama?" susurró la voz, resonando en el aire como un eco siniestro. "Cody es mío ahora."
El fantasma de Obama sintió una oleada de determinación. "No dejaré que te lo lleves. Cody, escucha mi voz. Recuerda quién eres. Recuerda lo que hemos luchado juntos."
Cody parpadeó, y por un breve momento, la chispa de su antiguo ser brilló en sus ojos. "Obama... ¿eres tú?" murmuró, su voz temblorosa.
"Sí, soy yo. Lucha contra esta oscuridad. No estás solo."
La risa se intensificó, pero Obama se mantuvo firme, extendiendo su mano hacia Cody. "Toma mi mano. Juntos podemos enfrentarlo."
Cody dudó, pero la conexión con su compañero lo impulsó a dar un paso adelante. La lucha interna era feroz, pero el amor y la amistad que habían compartido comenzaron a romper las cadenas que lo mantenían cautivo.
"¡No! ¡No puedes hacer esto!" gritó la voz oscura, pero el poder de la luz y la esperanza comenzó a prevalecer.
Con un último esfuerzo, Cody extendió su mano hacia Obama, y en ese instante, una explosión de energía iluminó el lugar. La oscuridad se disipó, y la risa se desvaneció en un grito de frustración.
Cody cayó de rodillas, respirando con dificultad, pero con una nueva claridad en sus ojos. "Gracias, Obama. Pensé que había perdido todo."
"Siempre estaré aquí para ti, amigo," respondió el fantasma, sonriendo con alivio. "Juntos, podemos enfrentar cualquier sombra que se interponga en nuestro camino."