Aliza de Horrortale se topa con el fantasma de Lavender Town.
Mientras se escucha la canción perturbadora Aliza habló.
Aliza: Los japoneses se suicidaban al oír esa canción. Dice en un susurro silencioso.
El fantasma oscuro observa con interés a Aliza y una sonrisa amplia se forma en su rostro y solo la observa debido a que el fantasma no habla
Aliza, sintiendo la presencia del fantasma, se dio la vuelta lentamente, su corazón latiendo con fuerza. La atmósfera se tornó densa, y la melodía inquietante de Lavender Town resonaba en sus oídos, como un eco de tragedia y desesperación.
Aliza: "¿Por qué estás aquí? ¿Eres un alma perdida, atrapada en este lugar?" Su voz temblaba, pero su curiosidad la empujaba a seguir hablando.
El fantasma, con su figura etérea y ojos vacíos, continuó observándola, su sonrisa se amplió aún más, como si disfrutara de la inquietud que provocaba en ella. Aliza sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no podía apartar la mirada.
Aliza: "La historia de Lavender Town es aterradora. Muchos dicen que la música tiene un poder oscuro, que puede llevar a la locura. ¿Es eso lo que te mantiene aquí? ¿Esa melodía que atormenta a los vivos?"
El fantasma inclinó la cabeza, como si entendiera sus palabras, pero no ofreció respuesta. En cambio, comenzó a flotar hacia ella, su forma se desvanecía y se hacía más tangible al mismo tiempo, como si estuviera atrapado entre dos mundos.
Aliza: "¿Quieres que la gente sepa lo que sucedió aquí? ¿Que tu historia no se olvide?" Su voz se volvió más firme, impulsada por un deseo de comprender.
El fantasma levantó una mano, señalando hacia el horizonte, donde las sombras de los árboles se alargaban con la luz de la luna. Aliza siguió su mirada y vio un antiguo cementerio, cubierto de niebla. La conexión se hizo evidente: el fantasma no solo era un espectro de la tristeza, sino un guardián de los secretos de Lavender Town.
Aliza: "Voy a ayudarte. No dejaré que tu historia se pierda en el olvido." Con determinación, dio un paso hacia el cementerio, sintiendo que el fantasma la seguía, su presencia ahora más reconfortante que aterradora.
Mientras se adentraban en la oscuridad, la melodía de Lavender Town se desvaneció, dejando solo el susurro del viento y la promesa de un nuevo comienzo.