Nosferatu se topa con Pandora de Underfail.
Nosferatu dice con desdén
Nosferatu ve Pandora de Underfail... un simple payaso finge ser un Demonio para asustar... insignificante ante mis ojos, como si no existiera.
Pandora, con su característico aire juguetón, se acerca a Nosferatu con una sonrisa traviesa.
—Oh, querido Nosferatu, ¿acaso no sabes que el miedo es solo una ilusión? —responde, su voz resonando con un eco burlón—. Un payaso puede ser más aterrador que un demonio si sabe cómo jugar con la mente de los demás.
Nosferatu arquea una ceja, su mirada fría y calculadora fija en Pandora.
—¿Ilusión? —replica con desdén—. La oscuridad que yo traigo no es un juego, es una realidad. Tu risa es solo un disfraz que oculta la verdad: el miedo que realmente inspiras es el que tú misma creas.
Pandora da un paso adelante, su risa resonando como campanas en la noche.
—Quizás, pero en este juego de sombras y luces, yo elijo ser el payaso que hace reír, mientras tú te aferras a tu soledad. ¿No es más divertido jugar con el miedo que ser un mero espectador de la oscuridad?
Nosferatu se cruza de brazos, su expresión inmutable.
—La diversión es efímera, Pandora. La verdadera esencia del terror reside en la eternidad de la noche. Pero dime, ¿qué es lo que realmente temes? ¿La risa que ahoga tus gritos o la soledad que acecha tras tu máscara?
Pandora se detiene un momento, su sonrisa se desvanece ligeramente.
—Quizás ambos, Nosferatu. Pero en este mundo, prefiero ser el payaso que enfrenta sus miedos con una sonrisa, en lugar de ser un demonio que se esconde en la oscuridad.
Nosferatu la observa, intrigado por su respuesta.
—Interesante perspectiva, payaso. Tal vez, en tu locura, haya una chispa de verdad. Pero recuerda, la noche siempre vuelve a reclamar lo que es suyo.
Pandora se ríe de nuevo, su risa resonando en la penumbra.
—Y yo siempre estaré aquí para iluminarla con un poco de locura. ¿Te atreverás a jugar, Nosferatu?