Blugito con una sonrisa macabra: Me querías? pues aquí me tienes. Me has estado extrañando Verdad? No llores, solo dame tu alma. Me la debes. Se escuchan risas macabras. Así que entrégamela, no te dolerá.
Ber: Aléjate Blugito, tú fuiste la persona que me traicionó. Entiéndelo! Yo te maté por que no me dejaste de otra. Tuve que hacerlo. Comprende.
Blugito con una sonrisa malévola: Acabaste con todo. Sabes lo mejor que puedo hacer en este mundo? Que puedo matarte a golpes. Como en los viejos tiempos Ber. Recuerdas esas peleas callejeras del barrio? Pues así acabaré contigo. Una vez que tenga tu alma, tomaré tu cuerpo. Y tú me reemplazarás aquí. Cuando esté en el otro mundo. Acabaré con tu hermano, con tus amigos, Y con toda tu familia. Porque a golpes? por que te dolerá más. Me quitaste mis poderes. Ahora te los voy a quitar
Blugito se ríe macabramente y dice: Ven, acércate. Te haré pedazos...
Ber: siempre fuiste malo para los golpes, no te tengo miedo. Maldito traidor.
Blugito: de verdad crees que tendrás oportunidad contra mí? Este es mi mundo, fue un error que hayas querido a visitarme, aunque lo hubiera hecho en vida, de todas formas te voy a matar maldito. Ya estás muerto
Espiritista: Ber, me escuchas? todo lo que imagines se hará realidad.
Ber: Me hubieras dicho eso, así sería más fácil...
Ber cambia de lugar y Blugito dice sorprendido.
Blugito: Que!? Como hiciste eso?
Ber: Ahora yo mando, aquí las reglas ya no las pones tú, si no yo. Ya perdiste tus poderes la última vez que te maté. Y solo tienes golpes
Blugito, con una mezcla de furia y sorpresa, intenta recomponerse. Su sonrisa se desvanece, pero su mirada sigue siendo amenazante.
Blugito: ¡No puedes hacer esto! ¡Este es mi dominio! No puedes simplemente cambiar las reglas a tu antojo.
Ber, sintiendo el poder que ahora tiene, se siente más confiado. Da un paso hacia adelante, desafiando a su antiguo enemigo.
Ber: ¿Dominio? ¿De qué hablas? Este lugar es solo un eco de lo que fuiste. Ya no tienes control sobre nada. Te creías invencible, pero aquí estoy, y no voy a dejar que me hagas daño otra vez.
Blugito, furioso, lanza un puñetazo al aire, pero Ber se mueve ágilmente, esquivando el ataque. La risa macabra de Blugito se convierte en un grito de frustración.
Blugito: ¡No puedes escapar de tu destino! ¡Tu alma es mía!
Ber: ¡No! Mi alma es mía. Y si quieres pelear, entonces peleemos. Pero esta vez, las cosas serán diferentes.
Con un movimiento rápido, Ber conjura una esfera de energía que brilla intensamente. Blugito retrocede, sorprendido por el poder que emana de su antiguo rival.
Blugito: ¿Qué es eso? ¡No puedes hacer magia!
Ber: No es magia, Blugito. Es voluntad. Y tengo más de la que jamás imaginaste.
Blugito, sintiendo que su poder se desmorona, intenta atacar de nuevo, pero Ber lanza la esfera hacia él. La explosión de energía lo envuelve, y Blugito grita mientras es empujado hacia atrás.
Ber: Esto es solo el comienzo. No voy a dejar que te salgas con la tuya. Esta vez, seré yo quien tenga la última palabra.
Blugito, tambaleándose, se levanta con dificultad, su rostro ahora lleno de rabia y desesperación.
Blugito: ¡No terminarás conmigo, Ber! ¡No me has vencido aún!
Ber, con determinación, se prepara para el siguiente movimiento.
Ber: Tal vez no, pero esta vez no voy a dejar que me traiciones de nuevo. ¡Es hora de que pagues por lo que hiciste!
La tensión en el aire es palpable, y ambos se preparan para el enfrentamiento final, sabiendo que solo uno de ellos saldrá victorioso.