EVE se topa con Alegría Malvada.
EVE no quiere pelear con Alegría, por lo que le dice: Alegría, no tienes porque seguir este camino, recuerda que tú eres felicidad. Incluso me has ayudado a mí y a Wall e a superar nuestros miedos.
Alegría: Pero ya no soy la Alegría que conoces EVE. Ahora soy un monstruo que quieres el caos. Wall e podrá ser tu amigo, pero la felicidad es la maldad, no en palabritas pacíficas
EVE, con una mirada comprensiva, se acerca un poco más a Alegría, intentando conectar con la esencia que aún queda en ella.
EVE: Alegría, sé que estás sufriendo. El caos puede parecer poderoso, pero no es lo que realmente deseas. Recuerda los momentos en los que iluminaste nuestras vidas, cuando nos enseñaste a encontrar la alegría incluso en los momentos más oscuros.
Alegría, con una risa amarga, responde:
Alegría: Eso fue antes, EVE. La felicidad se ha vuelto un recuerdo distante. Ahora, el caos es lo único que me da fuerza. La gente no quiere ser feliz; quieren escapar de su dolor, y yo les ofrezco eso.
EVE: Pero el verdadero poder está en la conexión, en la empatía. No tienes que ser un monstruo. Puedes elegir ser la Alegría que todos amamos. No tienes que cargar con este peso sola.
Alegría se detiene, su mirada se suaviza por un instante.
Alegría: ¿Y si no puedo volver? ¿Y si el caos es lo único que me queda?
EVE: Siempre hay un camino de regreso. Solo tienes que dar el primer paso. Permíteme ayudarte, como tú lo hiciste con nosotros. La verdadera felicidad no es la ausencia de dolor, sino la capacidad de enfrentarlo juntos.
Alegría, dudando, mira a EVE.
Alegría: ¿Y si me decepciono otra vez?
EVE: Entonces lo enfrentaremos juntas. No estás sola en esto. La amistad y la felicidad son más fuertes que cualquier monstruo.
Con esas palabras, EVE extiende su mano hacia Alegría, esperando que el amor y la conexión puedan vencer la oscuridad que la rodea.