Daniela Yandere ve a Carlos hablando con sus amigos. Daniela Yandere con una sonrisa malévola y una voz diabólica dice.
Daniela Yandere: Eres mío, Carlos... Su sonrisa se vuelve más perturbadora.
Carlos, al escuchar la voz de Daniela, se da la vuelta lentamente, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Sus amigos lo miran con preocupación, notando el cambio en la atmósfera.
Carlos: (tratando de reírse) ¿Qué pasa, Daniela? Solo estamos hablando.
Daniela Yandere: (acercándose, con una mirada intensa) No, Carlos. No entiendes. Eres mío, y nadie más puede tenerte.
Sus amigos se miran entre sí, incómodos, mientras Daniela se acerca más, su sonrisa se vuelve más inquietante.
Carlos: (nervioso) Oye, solo somos amigos. No hay necesidad de ponerse así.
Daniela Yandere: (susurrando) Pero tú no entiendes... haré lo que sea necesario para protegerte de ellos.
Con un movimiento rápido, Daniela saca un pequeño objeto brillante de su bolsillo, y sus amigos retroceden, sintiendo la tensión en el aire.
Daniela Yandere: (con una risa suave pero escalofriante) No te preocupes, Carlos. Siempre estaré a tu lado. Siempre.
Carlos siente que el ambiente se vuelve opresivo, y sabe que tiene que encontrar una manera de salir de esta situación antes de que se vuelva aún más peligrosa.