Samara se topa con Pandora de Underfail.
Pandora: No puedo morir en 7 días, la que morirá en 7 días serás tú Samara.
Samara en vez de responderle, la mira con un destello de desdén y desinterés. Para ella, sus palabras eran unos ecos vacíos en su interior.
Para ella, parece que contempla a un insecto en vez de un demonio que lo amenaza con matarlo. Samara se da la vuelta y se dirige a su pozo para no volver jamás.
Pandora, sorprendida por la indiferencia de Samara, frunce el ceño. La atmósfera se vuelve tensa, como si el aire mismo se hubiera congelado en el instante. La amenaza que había lanzado, cargada de malicia, se desvanecía en el aire, sin encontrar eco en la mente de su oponente.
—¿De verdad crees que puedes ignorarme? —pregunta Pandora, su voz ahora un susurro afilado—. No puedes escapar de tu destino.
Samara, con la mirada fija en el pozo, siente el peso de la oscuridad que la rodea. Pero en su interior, una chispa de desafío comienza a encenderse. No era la primera vez que alguien intentaba asustarla con palabras vacías. La vida le había enseñado que el verdadero terror no provenía de amenazas, sino de la incapacidad de enfrentar sus propios miedos.
—¿Destino? —responde Samara, girándose lentamente—. El destino es solo una ilusión que los débiles se aferran para justificar su impotencia.
Pandora se queda en silencio, sorprendida por la respuesta. La confianza de Samara era palpable, como un escudo que la protegía de la oscuridad que la rodeaba.
—No puedes simplemente ignorar lo que soy —insiste Pandora, su tono ahora más desafiante—. Soy la encarnación de tus peores pesadillas.
—Y yo soy la que ha sobrevivido a ellas —replica Samara, con una sonrisa desafiante—. Si quieres jugar, tendrás que hacerlo mejor que eso.
Con un movimiento decidido, Samara se adentra en el pozo, dejando atrás la luz del mundo exterior. Pandora, furiosa, siente que su poder se desmorona ante la determinación de la joven.
—¡No te escaparás tan fácilmente! —grita, pero su voz se pierde en la oscuridad.
Samara, en el fondo del pozo, se siente libre. La oscuridad la envuelve, pero no la asusta. En su interior, sabe que ha tomado la decisión correcta. Pandora puede ser un demonio, pero ella es la maestra de su propio destino. Y en ese momento, la verdadera batalla apenas comenzaba.