Evil Casandra ve a Zeno Sama desde arriba. Lo observa con desdén y desprecio.
Zeno Sama: Te he estado observando Casandra... Creo que es mejor que te arrepientas antes de que tome medidas contigo.
Evil Casandra con desdén dice: Y que harás? Desaparecerme? Si quieres hazlo, no temo de ti. Solo eres un payaso que se cree dios nada más porque destruyes todo a tu antojo. Además no creo que tengas el valor de hacerlo.
Zeno Sama, con una sonrisa fría, responde: "¿Un payaso, dices? Quizás, pero incluso los payasos pueden hacer que el mundo se rinda ante su voluntad. No subestimes el poder que tengo. He visto reinos caer y he hecho que los más valientes se arrodillen. Tu arrogancia es tu peor enemigo, Casandra."
Evil Casandra se ríe con desdén, cruzando los brazos. "¿Y qué? ¿Vas a intentar asustarme con historias de tu supuesta grandeza? He enfrentado a seres mucho más poderosos que tú y he salido ilesa. Tu poder es solo una ilusión, un truco de magia que se desvanecerá en cuanto alguien se atreva a desafiarte de verdad."
Zeno Sama se acerca un poco más, su mirada se vuelve más intensa. "Quizás, pero recuerda que las ilusiones pueden ser mortales. No necesito que me temas, solo que entiendas que el juego ha cambiado. Si no te arrepientes, te prometo que te haré desear haberlo hecho."
Evil Casandra, sin inmutarse, responde: "Inténtalo. Estoy lista para cualquier cosa que puedas lanzar. No soy una simple víctima, Zeno. Soy la tormenta que arrasa con todo a su paso. Y tú, solo eres un eco en el viento."
Zeno Sama, sintiendo la tensión en el aire, se ríe suavemente. "Entonces que así sea. La tormenta siempre se calma, pero yo... yo soy el trueno que la sigue. Prepárate, Casandra. La verdadera batalla apenas comienza."