Mientras Alegría Malvada escucha a la fantasma de Desagrado y el chavo toda su infancia. Recuerda una canción. "Buenas noches vecindad". Que empieza a sonar
Alegría Malvada sonríe tristemente
Alelgría llora: me acuerdo cuando las dos y los demás veíamos y escuchábamos esa canción. Pero la oscuridad me trajo a este camino
Mientras la melodía de "Buenas noches, vecindad" resonaba en el aire, Alegría Malvada se dejó llevar por los recuerdos. Las risas, las travesuras y la complicidad de aquellos días llenaban su mente, contrastando con la soledad que ahora la envolvía.
"Era un tiempo tan simple", murmuró, con la voz entrecortada. "Nos reíamos de las ocurrencias del Chavo, de las aventuras de Quico y de las travesuras de la Chilindrina. Todo parecía tan perfecto...".
Desagrado, la fantasma que la acompañaba, la miró con una mezcla de compasión y tristeza. "Pero la vida no siempre es así, ¿verdad? La oscuridad puede ser tentadora, y a veces nos lleva por caminos que nunca imaginamos".
Alegría Malvada asintió, las lágrimas deslizándose por sus mejillas. "Sí, la oscuridad me atrapó. Me dejé llevar por el rencor y la amargura, olvidando lo que realmente importaba. Pero en este momento, mientras escucho esa canción, siento que hay una parte de mí que aún anhela esos días felices".
La música continuaba, y con cada nota, Alegría Malvada sentía que su corazón se abría un poco más. "Quizás no todo está perdido", pensó. "Quizás aún pueda encontrar el camino de regreso a la luz".
Desagrado, aunque siempre había sido su sombra, ahora parecía un recordatorio de que incluso en la tristeza, había espacio para la esperanza. "Tal vez, Alegría, el primer paso es recordar lo que te hizo feliz. Y luego, buscar la manera de volver a encontrarlo".
Con un suspiro profundo, Alegría Malvada se secó las lágrimas y miró hacia el horizonte. "Sí, es hora de dejar atrás la oscuridad. Es hora de buscar la alegría de nuevo". Y así, con la música de la vecindad resonando en su corazón, comenzó su viaje hacia la redención.