Aliza de Horrortale se topa con el gritón.
Aliza escucha el grito y siente un aire frío soplando hacia ella y los árboles comienzan a desprenderse del suelo.
Aliza: Deja de gritar Gritón! Por favor, escúchame.
El Gritón, ignorando a Aliza, siguió gritando. El gritón no tenía intenciones de escuchar, si no de matar a Aliza.
Aliza: Escúchame por favor! No grites.
El gritón seguía gritando.
Aliza: Escucha! Solo eres un alma en pena, solo eres mitad humano y mitad demonio que grita en las calles.
El Gritón para de gritar. Observa a Aliza con curiosidad y sus ojos brillan de maldad.
Aliza: Porque naciste así? Porque gritas?
El Gritón se acerca a ella y la observa fijamente. Luego, agacha su rostro a la de ella.
El Gritón: Una mujer tuvo relaciones con el mismo lucifer para luego nacer, cuando yo no quería que eso pasara. Yo no quería nacer, solo comparto mi dolor siendo una persona y demonio a la vez gritando por que es mi naturaleza y forma de desahogarme. Otra cosa... Dice con un suspiro y a la vez con desprecio. Vete antes de que me arrepienta de haber parado de gritar... Lo dice con un susurro de arrepentimiento
Aliza siente un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la historia del Gritón. Su corazón late con fuerza, no solo por el miedo, sino también por la compasión que empieza a brotar en su interior.
Aliza: No tienes que seguir así. Tu grito no es solo un eco de tu dolor, también es un llamado. Hay quienes pueden ayudarte a encontrar paz.
El Gritón la mira con desconfianza, sus ojos oscuros reflejan una mezcla de rabia y tristeza.
El Gritón: ¿Ayudarme? ¿Quién podría querer ayudar a un monstruo como yo? Solo soy un recordatorio de lo que no debería existir.
Aliza da un paso adelante, sintiendo el aire helado que lo rodea.
Aliza: Todos merecen una segunda oportunidad, incluso tú. No eres solo un grito, eres un ser que ha sufrido. Tu dolor no define quién eres.
El Gritón se queda en silencio, su mirada se suaviza por un instante, como si las palabras de Aliza resonaran en lo más profundo de su ser.
El Gritón: ¿Y qué sabes tú del sufrimiento? ¿Qué sabes de ser rechazado por el mundo?
Aliza: He visto el sufrimiento en muchos, y he sentido el mío propio. Pero también he visto cómo el amor y la comprensión pueden sanar heridas. No tienes que cargar con esto solo.
El Gritón se aleja un poco, como si las palabras de Aliza lo empujaran a una lucha interna.
El Gritón: No sé si puedo cambiar. He gritado tanto tiempo que no sé cómo dejar de hacerlo.
Aliza: Tal vez no tengas que dejar de gritar de inmediato. Pero podrías intentar hablar. Compartir tu historia sin el grito. Permíteme ayudarte a encontrar una forma de expresar tu dolor sin que lastime a otros.
El Gritón la observa, su rostro se contorsiona entre la duda y la esperanza.
El Gritón: ¿Y si no puedo? ¿Y si el grito es todo lo que tengo?
Aliza: Entonces, empecemos por ahí. Grita si lo necesitas, pero también permítete sentir. Te prometo que no estás solo en esto.
El Gritón se queda en silencio, su mirada se pierde en el horizonte. Aliza siente que ha plantado una semilla de cambio en su corazón atormentado.
El Gritón: Tal vez... tal vez pueda intentarlo. Pero no prometo nada.
Aliza sonríe, sintiendo que ha dado un paso hacia la redención de un alma perdida.
Aliza: Eso es todo lo que pido. Un intento. Juntos podemos encontrar un camino hacia la paz.
El Gritón asiente lentamente, y por primera vez, el aire frío que lo rodea comienza a disiparse, dejando entrever un rayo de luz en la oscuridad.