Baldi se topa con Merlina.
Merlina con desdén: Tú siempre estás con tu regla Baldi, siempre crees que la regla es la solución? Tus estudiantes en vez de aprender, te tendrán miedo, no sabes las consecuencias de tus actos.
Baldi igual la mira con desprecio: Gracias, pero yo no necesito tus consejos de misterio para decirme como ayudar a mis alumnos.
Merlina arquea una ceja, cruzando los brazos con una sonrisa irónica.
Merlina: ¿Ayudar? ¿Eso es lo que llamas asustar a los estudiantes con tu regla? La educación no se trata de imponer miedo, Baldi. Se trata de inspirar curiosidad y fomentar el aprendizaje.
Baldi, manteniendo su postura rígida, responde con firmeza.
Baldi: La disciplina es fundamental, Merlina. Sin ella, el caos reina en el aula. Mis métodos pueden parecer duros, pero son efectivos.
Merlina se ríe suavemente, sacudiendo la cabeza.
Merlina: Efectivos, tal vez, pero a costa de la creatividad y la pasión por aprender. ¿No te has dado cuenta de que el miedo solo genera resistencia?
Baldi, visiblemente molesto, da un paso hacia ella.
Baldi: Y tú, con tus trucos y misterios, ¿crees que eso es suficiente para mantener la atención de los estudiantes? La realidad es que necesitan estructura, no solo cuentos oscuros.
Merlina, sin inmutarse, responde con calma.
Merlina: La estructura es importante, pero también lo es la conexión emocional. Los estudiantes aprenden mejor cuando se sienten seguros y valorados, no cuando temen a su maestro.
Baldi, dudando por un momento, se cruza de brazos.
Baldi: Tal vez tengas un punto, pero no puedo permitir que se descontrolen.
Merlina sonríe, viendo una oportunidad.
Merlina: Entonces, ¿por qué no intentas un enfoque diferente? ¿Qué tal si mezclas un poco de tu disciplina con un toque de empatía? Podrías sorprenderte de los resultados.
Baldi, pensativo, finalmente asiente lentamente.
Baldi: Quizás... podría intentarlo. Pero no prometo dejar la regla del todo.
Merlina ríe, aliviada.
Merlina: No te preocupes, Baldi. La regla puede quedarse, pero quizás podrías usarla como un símbolo de guía, no de miedo.
Ambos se miran, y por un momento, la tensión se disipa. La conversación ha abierto una puerta a nuevas posibilidades.