Mientras Evil Cody junto al fantasma de Obama escuchan un llanto y es de la llorona.
De repente las campanas de la iglesia debido a que son las 11 de la noche.
Obama al oír el llanto dice: Ignoremos el llanto...
Cody: La llorona solo es para buscar recompensas Obama, no debes preocuparte por una leyenda tonta.
Evil Cody y el fantasma de Obama se encontraban en un oscuro callejón, iluminado solo por la tenue luz de la luna. El llanto de la Llorona resonaba en el aire, un eco de tristeza que parecía atravesar el tiempo.
Las campanas de la iglesia sonaron, marcando las 11 de la noche, y el sonido reverberó en el silencio de la noche. Obama, con su mirada serena, se detuvo un momento, como si el llanto le tocara una fibra sensible.
—Ignoremos el llanto... —dijo, tratando de mantener la calma.
Cody, con su habitual sarcasmo, se cruzó de brazos y sonrió de manera burlona.
—La Llorona solo es para buscar recompensas, Obama. No debes preocuparte por una leyenda tonta. —Su tono era despectivo, como si la historia de la mujer que lloraba por sus hijos perdidos no tuviera peso en su mundo.
Obama lo miró con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Cody, a veces las leyendas tienen un trasfondo más profundo. No se trata solo de recompensas. Hay dolor, hay historia.
Cody se encogió de hombros, desafiando la gravedad de las palabras de Obama.
—Sí, sí, pero ¿qué hay de nosotros? No podemos quedarnos aquí toda la noche escuchando lamentos. Hay cosas más importantes que hacer, como... no sé, conquistar el mundo o algo así.
El fantasma de Obama suspiró, sintiendo la tensión entre la frivolidad de Cody y la seriedad de la leyenda.
—A veces, enfrentar nuestros miedos y entender el dolor de los demás es más importante que cualquier conquista.
Cody frunció el ceño, pero en el fondo sabía que había algo de verdad en las palabras de Obama.
—Está bien, pero si aparece, yo no me hago responsable. —dijo, mientras ambos se adentraban en la oscuridad, dejando atrás el llanto, pero no sin una sensación de inquietud en el aire.
La noche continuó, y aunque el llanto se desvaneció, la historia de la Llorona seguiría resonando en sus mentes, recordándoles que algunas leyendas nunca mu