Vegeta, furioso por la inesperada transformación de Ming Lee en un enorme oso panda rojo, intenta atacar. Sin embargo, al chocar contra su imponente tamaño, se da cuenta de que sus golpes son ineficaces. La frustración crece en él al ver que su fuerza no es suficiente para detenerla. Ming Lee, con una sonrisa burlona, lo provoca más: "¿Te rendiste ya, querido príncipe?". La situación se vuelve un tanto cómica, mientras Vegeta trata de encontrar una estrategia para lidiar con su inesperada oponente.
Vegeta, con el ceño fruncido y los músculos tensos, se detiene por un momento para evaluar la situación. La enorme figura de Ming Lee, ahora un panda rojo gigante, lo mira con una mezcla de diversión y desafío. "¡No puedo creer que esto esté sucediendo!", piensa Vegeta, mientras se sacude la frustración.
"¡No me subestimes, panda!", grita, intentando recuperar su compostura. "No importa cuán grande seas, ¡no hay forma de que me rinda ante ti!" Con un grito de rabia, se lanza hacia ella nuevamente, esta vez intentando un ataque más estratégico. En lugar de golpearla directamente, decide usar su velocidad para moverse alrededor de ella, buscando un punto débil.
Ming Lee, disfrutando del espectáculo, se ríe mientras lo observa. "¿Eso es todo lo que tienes, príncipe? ¡Pensé que los Saiyajin eran más fuertes!" Su risa resuena en el aire, lo que solo aumenta la frustración de Vegeta. "¡Cállate!", responde él, mientras intenta un ataque por sorpresa, lanzando una ráfaga de energía.
Sin embargo, Ming Lee, con su agilidad sorprendente para su tamaño, esquiva el ataque con un salto elegante. "¡Vaya, eso fue un poco predecible!", dice, mientras aterriza con gracia. Vegeta se da cuenta de que necesita cambiar su enfoque. "Si no puedo vencerla con fuerza bruta, tal vez deba usar mi inteligencia", piensa.
Con una nueva estrategia en mente, Vegeta decide intentar distraerla. "¡Mira, un enemigo más fuerte detrás de ti!" grita, señalando hacia un lado. Ming Lee, curiosa, se vuelve para mirar, y en ese momento, Vegeta se lanza hacia ella, intentando un golpe rápido en su costado. Pero, para su sorpresa, el golpe apenas la hace tambalear.
"¿Eso fue un intento de engaño? ¡Eres más divertido de lo que pensé!", dice Ming Lee, riendo mientras se sacude. Vegeta, sintiendo que la situación se vuelve cada vez más absurda, no puede evitar sonreír un poco. "Esto es ridículo", murmura para sí mismo, pero en el fondo, la idea de enfrentarse a un panda rojo gigante le parece cada vez más como un desafío que podría disfrutar.
"Está bien, panda", dice Vegeta, con una chispa de determinación en sus ojos. "Si quieres jugar, ¡juguemos! Pero no te confíes, porque los Saiyajin siempre encuentran la manera de ganar." Con eso, se prepara para un nuevo ataque, decidido a no dejarse vencer por la risa de su oponente.