Aliza de Horrortale se topa con el silbón.
Aliza agacha la cabeza como si estuviera sonrojada mientras escucha el silbido del silbón.
Aliza: Solo... Eres alguien que silba para compartir su dolor. Cuentas los huesos de tu padre por que eres un alma errante... Solo estabas desesperado por comer y te entiendo... Sé que no quieres llevar esa carga.
El Silbón se queda callado y deja de silbar.
Silbón con una voz de ultratumba habla: De verdad?
Aliza: Sí, solo silbas, es como si esa fuera la única forma de desahogarte...
Silbón: Silbo por que a mí me gustaba silbar. Yo no tengo otra opción más que caminar silbando para matar... Mi sufrimiento es en vano y no puedo hacer nada para detenerme a mi mismo...
Aliza siente un escalofrío recorrer su espalda, pero se mantiene firme. La tristeza en la voz del Silbón resuena en su corazón, y decide que no puede dejar que el miedo la consuma.
Aliza: No tienes que seguir así. Tu dolor no define quién eres. Hay formas de liberarte de esa carga, de encontrar paz.
El Silbón se queda en silencio, como si las palabras de Aliza resonaran en su interior. Su mirada, oculta tras la sombra de su sombrero, parece buscar algo en el vacío.
Silbón: ¿Paz? ¿Es eso posible para alguien como yo? He sido condenado a vagar por la eternidad, a ser un símbolo del sufrimiento y la muerte.
Aliza da un paso adelante, su voz suave pero firme.
Aliza: Todos merecemos una segunda oportunidad. Tal vez puedas encontrar un camino diferente, uno que no implique el dolor de otros. No tienes que ser un monstruo.
El Silbón se queda inmóvil, su silbido se apaga lentamente. La atmósfera se vuelve densa, como si el aire mismo estuviera esperando su respuesta.
Silbón: ¿Y si no sé cómo? He estado atrapado en este ciclo de dolor tanto tiempo que no sé cómo salir de él.
Aliza: A veces, el primer paso es simplemente reconocer que hay algo más allá del sufrimiento. Tal vez puedas empezar a silbar de nuevo, pero esta vez, para expresar lo que sientes, no para causar dolor.
El Silbón levanta la cabeza, y por un momento, Aliza puede ver un destello de esperanza en sus ojos.
Silbón: ¿Silbar para expresar mis sentimientos? Nunca lo había considerado. Siempre pensé que mi silbido era solo un recordatorio de lo que perdí.
Aliza sonríe, alentadora.
Aliza: Puedes usarlo para recordar lo que amabas, no solo lo que perdiste. La música puede ser un refugio, una forma de sanar.
El Silbón parece contemplar sus palabras, y por primera vez, su rostro muestra una mezcla de confusión y curiosidad.
Silbón: Tal vez... tal vez pueda intentarlo. Pero, ¿y si no puedo dejar atrás el pasado?
Aliza: El pasado siempre estará contigo, pero no tiene que definir tu futuro. Cada día es una nueva oportunidad para elegir quién quieres ser.
Con un profundo suspiro, el Silbón asiente lentamente. La tensión en su figura parece aflojarse, y por un instante, el aire se siente más ligero.
Silbón: Intentaré recordar lo que era silbar por alegría, no solo por dolor. Quizás, solo quizás, pueda encontrar un camino hacia la redención.
Aliza: Eso es todo lo que pido. No estás solo en esto. Siempre habrá alguien dispuesto a escuchar tu silbido, incluso si es solo para compartir tu historia.
El Silbón, con una nueva determinación, levanta su cabeza y, en lugar de un silbido de muerte, comienza a emitir una melodía suave y melancólica, una que habla de su dolor, pero también de su deseo de sanar. Aliza sonríe, sintiendo que, tal vez, ha hecho una pequeña diferencia en el corazón de un alma errante.