Evil Casandra al ver que su hermana la fantasma de Afrodita habla del día del niño ella dice.
Casandra: Afrodita! Ya no soy una niña! De hecho, ya no somos niñas.
Afrodita, con su etérea presencia, sonríe con ternura y responde:
Afrodita: Pero siempre llevarás esa chispa de inocencia en tu corazón, hermana. El Día del Niño no se trata solo de la edad, sino de celebrar la alegría y la maravilla que aún podemos encontrar en el mundo.
Casandra, cruzando los brazos con un gesto desafiante, replica:
Casandra: ¡Eso es fácil para ti decirlo! Eres un fantasma, siempre atrapada en el pasado. Yo tengo responsabilidades, decisiones que tomar. No puedo permitirme ser una niña otra vez.
Afrodita, con un brillo en sus ojos, se acerca un poco más:
Afrodita: Lo sé, Casandra. Pero incluso en medio de tus responsabilidades, no olvides que la alegría y la creatividad son poderosas. A veces, dejarse llevar por la niñez puede ser la clave para enfrentar los desafíos de la vida.
Casandra, aunque aún reticente, comienza a considerar las palabras de su hermana:
Casandra: Tal vez tengas razón... Pero no puedo simplemente ignorar lo que he crecido y lo que he perdido.
Afrodita: No se trata de ignorar, sino de integrar. Puedes ser fuerte y responsable, y aún así permitirte momentos de alegría. La vida es un equilibrio, hermana.
Casandra suspira, sintiendo una mezcla de nostalgia y esperanza:
Casandra: Quizás... tal vez podría encontrar un momento para recordar lo que era ser niña. Pero no prometo que sea fácil.
Afrodita sonríe, satisfecha:
Afrodita: No se trata de que sea fácil, sino de que sea auténtico. Y siempre estaré aquí para recordarte que la alegría nunca está tan lejos como parece.