Evil Casandra se topa con Alegría Malvada.
Evil Casandra con desdén: Oh querida, porque debería preocuparme por ti? No creas que soy una peón en tu juego del tablero.
Alegría Malvada: No, no, como crees? Eso sería muy fácil querida. Además, podría hacerlo de una manera que podría divertirte o peor que eso.
Evil Casandra, arqueando una ceja: ¿Divertirme? ¿Acaso crees que tus trucos baratos pueden impresionarme? He visto cosas que harían temblar a los más valientes.
Alegría Malvada, sonriendo con malicia: Oh, pero querida, no se trata solo de impresionar. Se trata de jugar con las emociones, de desatar el caos en el corazón de aquellos que creen tener el control. ¿No te gustaría ver cómo se desmoronan sus ilusiones?
Evil Casandra, cruzando los brazos: ¿Y qué ganaría yo con eso? No tengo tiempo para juegos de niños.
Alegría Malvada, acercándose con un brillo en los ojos: Pero, ¿y si te dijera que el verdadero poder radica en la diversión? Imagina un mundo donde todos se retuercen en su propia desesperación, mientras tú te ríes desde las sombras.
Evil Casandra, considerando la propuesta: Tal vez tengas un punto. Pero no olvides, Alegría, que yo no soy alguien a quien se le pueda manipular tan fácilmente.
Alegría Malvada, riendo suavemente: Oh, lo sé. Pero eso es lo que hace el juego tan emocionante. ¿Te atreves a jugar conmigo, Casandra?
Evil Casandra, sonriendo con astucia: Muy bien, juguemos. Pero recuerda, en este tablero, yo soy la reina.