Mientras Alegría Malvada junto a la fantasma de Desagrado escuchan un llanto y es de la llorona.
Desagrado un poco nerviosa: Es la llorona, su llanto es muy triste... No deberíamos ver que pasa?
Alegría: La llorona es para buscar recompensas y no tengo ningún interés en saber de la llorona. Seguro ese espectro nada más viene a molestar.
Desagrado: Pero si en verdad está triste?
Alegría: Déjala, Déjala. No va a pasar nada.
Desagrado, con una mezcla de curiosidad y preocupación, se acerca un poco más al sonido del llanto.
Desagrado: Pero, Alegría, ¿y si realmente necesita ayuda? A veces, detrás de un llanto hay una historia que merece ser escuchada.
Alegría, cruzando los brazos y frunciendo el ceño, responde:
Alegría: No me malinterpretes, Desagrado. Entiendo que pueda haber una historia, pero no todas las historias son nuestras para resolver. Además, ¿qué tal si se vuelve más intensa? No quiero involucrarme en problemas que no me conciernen.
Desagrado, sintiendo la tristeza en el aire, insiste:
Desagrado: Pero, ¿y si su tristeza es contagiosa? Tal vez podríamos ayudarla a encontrar paz. No todo tiene que ser sobre recompensas. A veces, el simple acto de escuchar puede ser un regalo en sí mismo.
Alegría, aunque aún escéptica, comienza a considerar la idea.
Alegría: Hmm, tal vez tengas un punto. Pero, ¿cómo sabemos que no es una trampa? La llorona es conocida por atraer a los curiosos.
Desagrado: Podemos acercarnos con precaución. Si vemos que se torna peligrosa, podemos alejarnos. Pero si realmente está sufriendo, ¿no sería un acto de bondad intentar ayudarla?
Alegría, suspirando, finalmente cede:
Alegría: Está bien, pero solo un vistazo. Si veo que se pone rara, nos vamos.
Desagrado sonríe, aliviada, y juntas se acercan al origen del llanto, preparadas para descubrir la verdad detrás de la leyenda.