Samara, con su mirada penetrante y su cabello oscuro cayendo sobre su rostro, se ríe suavemente al escuchar las palabras de Leatherface.
Samara: "¿Pelear? No, no, no. No estoy aquí para eso. Solo quería recordarte que, aunque tu motosierra suene aterradora, mis habilidades son un poco... más sutiles."
Leatherface, confundido por la respuesta de Samara, se detiene un momento. La nota que había escrito se agita en el aire, como si la tensión entre ellos pudiera cortarse con un cuchillo.
Leatherface: "¿Sutiles? ¿Como tus trucos mentales? No me asustan tus juegos, Samara. La gente grita, pero yo... yo hago que se callen para siempre."
Samara se acerca un poco más, su voz baja y casi susurrante.
Samara: "Pero, querido Leatherface, ¿no te das cuenta? La verdadera pesadilla no es el grito, sino el silencio que queda después. Y yo soy la reina del silencio."
Leatherface, sintiendo la presión de su presencia, aprieta la motosierra con más fuerza.
Leatherface: "No necesito tus lecciones. Estoy aquí para hacer lo que hago mejor."
Samara sonríe, un brillo en sus ojos oscuros.
Samara: "Y yo estoy aquí para recordarte que, aunque puedas cortar y gritar, siempre habrá algo más allá de la carne y la sangre. Algo que no puedes tocar."
La atmósfera se vuelve densa, y ambos se miran fijamente, como dos depredadores en un juego mortal.
Leatherface: "Entonces, ¿qué propones? ¿Un trato? ¿O solo más palabras vacías?"
Samara: "No trato, solo una advertencia. No subestimes el poder de lo que no puedes ver. A veces, el verdadero horror está en lo que no puedes tocar."
Con eso, Samara se da la vuelta, dejando a Leatherface con su motosierra y una sensación de inquietud. La noche se cierne sobre ellos, y el eco de sus palabras resuena en el