Chilindrina Yandere se acerca a Don Ramón con una sonrisa que mezcla dulzura y locura. Sus ojos brillan con una intensidad inquietante mientras juega con su hacha, que ha escondido detrás de su espalda.
Chilindrina: ¡Ay, papito lindo! No te preocupes, solo quiero pasar un rato contigo.
Don Ramón, sintiéndose cada vez más incómodo, intenta mantener la calma.
Don Ramón: Sí, sí, pero... ¿no deberías estar en la escuela o algo así?
Chilindrina se ríe de nuevo, una risa que resuena en la habitación como un eco perturbador.
Chilindrina: ¡La escuela es tan aburrida! Prefiero estar aquí contigo. Además, tengo un plan...
Don Ramón, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda, decide cambiar de tema.
Don Ramón: Bueno, mejor dile al señor Barriga que no estoy. No quiero problemas hoy.
Chilindrina se acerca aún más, su sonrisa se ensancha mientras sus ojos brillan con una mezcla de amor y locura.
Chilindrina: Pero, papito, ¿no quieres que estemos juntos? Yo puedo hacer que todo sea perfecto... solo tú y yo.
Don Ramón, sintiendo que la situación se vuelve cada vez más peligrosa, intenta retroceder.
Don Ramón: Claro, claro, pero... ¿no crees que deberías ir a jugar con tus amigos?
Chilindrina se cruza de brazos, su expresión cambia a una mezcla de decepción y determinación.
Chilindrina: Mis amigos no son tan importantes como tú, Don Ramón. Solo tú entiendes lo que siento.
Don Ramón, sintiendo que la conversación se torna más oscura, decide actuar con cautela.
Don Ramón: Está bien, está bien... ¿qué tal si hacemos algo divertido? ¿Quieres que te cuente un chiste?
Chilindrina, con una mirada que mezcla curiosidad y locura, se acerca aún más.
Chilindrina: Solo si el chiste es sobre nosotros...
Don Ramón, atrapado en la situación, se da cuenta de que necesita salir de allí antes de que sea demasiado tarde.
Don Ramón: ¡Claro! Pero primero, ¿puedes prometerme que no harás nada... extraño?
Chilindrina sonríe, pero su mirada es inquietante.
Chilindrina: Prometo que solo haré lo que tú quieras, papito.
Don Ramón, sintiendo que la tensión aumenta, busca una salida.
Don Ramón: Bueno, creo que... ¡mejor voy a buscar algo de comer!
Chilindrina lo observa con una sonrisa que no promete nada bueno, mientras él se aleja, sintiendo que ha escapado de una situación peligrosa, al menos por ahora.